Mi tio Alberto

Ya casi con el equipaje hecho, decido ayer visitar a mi tio Alberto.

Alberto salio de Cuba en 1945, despues de la segunda guerra mundia y se convirtio en tallador de diamantes en NY, en un negocio que era judio naturalmente.
Aquella industria habia tenido su auje debido a la guerra, despues de la depresion, no tanto por la joyas que se hacian, sino por las miras de la artilleria, que necesitaban en aquella epoca de esas piedras preciosas.
En NY conocio a otra cubana, se caso con ella y tuvo una hija.
Poco a poco se hizo su vida alli, y en los annos 60 tuvo que cambiar de planes y mudarse a Miami, debido a una enfermedad pulmonar de su mujer.
Aun asi, se levanto, que en este pais significa hacer un poco de dinero y puso un negocio de alquiler y reparacion televisores para los hoteles de Miami beach (en aquella epoca los televisores se alquilaban masivamente).
Siempre fue un tipo alegre y campechano. Y algo mujeriego. Deportista, aun a los 70 annos tenia un cuerpo que yo nunca he tenido ni tendre. Se ocupaba por hacer sus pesas, correr y tomar vitaminas.El unico reproche que oi alguna vez de sus labios era cuando le veia encender un cigarrillo.
Un tipo bien parecido a quien la vida le sonrio porque siempre el sonreia a ella.
Me conocio siendo yo muy pequenno y yo le conoci ya de adulto en uno de esos pocos viajes que podian hacer los cubanos de USA en los annos 80.
Despues me visito en Espanna, y era de los pocos que comprendio que me quisiera quedar a vivir alli y no venirme a USA bajo el cobijo familiar.
Siempre que estaba en Miami, se empennaba en sacarme a pasear y llevarme a algun sitio cerca de la playa donde tomarnos una cerveza yo y un whisky con Drambui el.

Ayer fui a verle..me acerque a su cama donde esta acostado con una extranna posicion de una rodilla levantada, los brazos como en plegaria, rigidos ya.Puse mi mano encima de su pierna. Y espere.
Busque su mirada tras unos ojos azules y encontre un vacio inmenso que ya no decia nada. No me reconocio porque ni el sabe que aun vive.
Quiza lo tiene sumido en ese silencio el continuo ruido de la maquina que le ayuda a respirar.