Londres II


Después de mi primera excursión a Londres. Volví muchas veces. Recuerdo la segunda o la tercera vez quizá.
Trabajaba esta vez para una empresa inglesa-americana. Uno de estos inventos de las .com, que pagaban muy bien, y que al final no producían nada que tuviese valor.
Quienes estén relacionado con el mundo de Internet, sabrán recordar aquella época.
La empresa en cuestión sacaba básicamente el dinero de la cotización de sus acciones en la bolsa, que para los neófitos (o mas bien para las personas normales, comunes y corrientes), es una gran juego donde unos titulos (correspondientes a compañías o empresas) suben y bajan de valor, sin que uno sepa muy bien por qué y por caprichos tan frívolos como una cena que se produce entre la heredera de Hilton, Paris Hilton y un imbécil de pelas o un imbécil pringao. Digo imbécil por la natural consecuencia de cenar con quien se menciona anteriormente. Las acciones relacionadas indirectamente con esta señorita o su entorno pueden subir o bajar, en dependencia de la especulación que se produzca alrededor de la cita.
Bueno, todo esto puede ser objeto de otra entrada.
El caso es que estaba allí, en una compañía que gastaba 3000 dólares en cada silla donde nos sentábamos, que tenía un jet propio para las reuniones de sus ejecutivos y en la que básicamente se hablaba de dinero, acciones y de competencia, ¿que asco, no?
A pesar de todo ello, no ha sido el sitio donde mas gilipollas me he encontrado.
De hecho, mis compañeros españoles eran cojonudos y gran parte de los ingleses con los que me relacionaba también.
Curiosamente en otros sitios donde se habla menos de acciones o dinero he encontrado mas gente interesada en el Audi o el BMW o en el partido de golf del fin de semana.
La oficina estaba en una céntrica calle de Londres: Glasshouse, muy cerca de Picadilly Circus. Era un edificio viejo, remodelado y en su interior sólo se veían mesas de cristal y aluminio, enormes pantallas planas (que en su momento eran una novedad) y las dichosas sillas de 3000 dólares. Una mezcla de acero y acrílico a las cuales no le encontraba ninguna gracia.
Como parte del snobismo de la compañía consistía en dotar a las oficinas por todo el mundo, de mas o menos un mobiliario similar, etc, el director de España y yo nos gastamos una pasta buscando gilipolleces que se parecieran lo mas posible y que por el mínimo sentido del decoro no salieran por el precio que nos las vendían las tiendas que habían dotado al resto de la compañía. Preferíamos emplear ese dinero en comprar un futbolín cuasi profesional o pasar todos los de la ofi un fin de semana en la playa.
En la oficina de Londres había todo tipo de personajes. En su mayoría jóvenes de 25 a 35 años, mayormente profesionales del mundo de las finanzas, el periodismo o la informática.
Con ellos era mas fácil entenderse que con los pejes mas gordos (mas concienciados con el dinero).
Aunque toda aquella gente tenía que ver poco conmigo, me aceptaron como espectador (quizá ellos pensaban que yo también era partícipe de aquello) y me sentía bastante divertido mirando un zoo sin menospreciar a nadie, ni por debajo de unos ni por encima de otros.
Creo que fue de esas raras ocasiones en que uno se siente un extraterrestre bueno que observa.
Recuerdo una noche que salimos de la oficina. El grupo de los pejes gordos me había invitado a una cena, que no pude rechazar por ser la primera. Fuimos a un elegante sitio cerca de la zona y estuvieron hablando de los planes futuros, de la competencia y de lo mal que lo había pasado el grupo después de una borrachera en una reunión en Bahamas. Yo sonreía educadamente y me aburría como Dios.Después de la cena, el puro (creo que era mas una pose que el placer) en el pub de la esquina con un whisky doble. A esas alturas de la noche (no muy tarde), recuerdo la propuesta de un gordo, colorado de cara, que propuso ir a un local de streaptease. Ya para entonces yo pensaba que ya estaba bien mi labor sociológica de observador de gente rara, así, que a pesar de las insistencias de dos de las chicas ejecutivas (faldas negras, chaquetas negras, alma negra) me despedí lo mas discretamente que pude.
Después de andar dos calles, recibí una llamada telefónica de un ingeniero técnico con quien había establecido cierta complicidad en la oficina.
- ¿aún sigues con esos compradores de viagra?- me dijo nada mas responder.
- No, voy camino al hotel, les he dejado en expedición de culos y tetas...- le respondí.
- Vente a la discoteca Limelight, que estamos los "cool" de la compañía.
Como casi ese grupo me despertaba mas simpatías y estaba decidido a explorar en una noche todo el entorno de trabajo, me fuí allí.
Efectivamente. Gran parte de mis colegas, los mas jóvenes estaban allí, agrupados alrededor de una barra e iluminados con alguna luz siniestra que hacía juego con la antigua iglesia que albergaba la disco.
Después de algún cubata y un intento de conversación en medio de ruido infernal de la música, la chica que mas maja me parecía y que resultó de las mas cercanas a mí , sacó un frasco pequeño con pastillas de varias formas y colores. El grupo se empezó a servir de aquello mientras yo miraba impávido sin atreverme a preguntar qué era.
- ¿no quieres?- me dijo sosteniendo una de aquellas píldoras en los labios
- no, le dije yo, ya tengo suficiente con mi vitamina C de las mañanas.
Asombrosamente, para cualquiera de los dos grupos que había visitado aquella noche, mis respuestas simples y directas les hacían gracia.
El sudafricano del grupo después de un rato de preguntarle por el aparheid (era un tío bastante interesante) y de sus recuerdos allí, me propuso hacer un trío (sexual supongo, threesome) con la chica de las pastillas en su piso.
Juro que no hay un juicio moral en nada de esto. En serio. Quizá de extrañeza, no de moralidad (que me parecería absurdo).
Entonces me sentí como el yanqui en la corte del rey Arturo y me dije...
¿qué carajo hace un cubano yo en un sitio como éste?
Creo que ha sido la única reflexión de identidad patriótica que he tenido en 20 años.

Comentarios

TORO SALVAJE ha dicho que…
Es una radiografía tremenda.
Sin juicios morales, pero sin venda en los ojos.

Saludos.
sinplan ha dicho que…
Me acabo de acordar de tu comentario viendo el extreno Cenizas y Diamantes (Vadja?) hace algunos añitos.. Muy interezante pero no le veo el patriotismo asi en la primera lectura.. Abrazote
Nacho ha dicho que…
En algunas ocasiones nos sentimos anacrónicos, estamos fuera de lugar ó creemos que estamos en el que no nos corresponde.
Un abrazo.
Juncal ha dicho que…
Hola.
Adoración del becerro de oro...
Sodoma y Gomorra...
(je)
No sabía si estaba leyendo el Antiguo Testamento o un post sobre yuppies en Londres.

Pureta Juncal?
bambu222 ha dicho que…
Alberto, todo esto que cuentas es tan típico de los "nuevos ricos"que casi dan ganas de vomitar,así son ellos;por aquí hay una zona donde existen muchos tipos de esta clase y sus vivencias,sus poses son las mismas...enfin tampoco me quiero ensañar..por lo demás es divertido
estar como expectador.Abrazo.
Fatima ha dicho que…
... ¿te estás escaqueando de un post llamado Aeropuerto de Fiumicino Roma (II)? :D
Besus

PD. Me he reído un montón... no tiene que ver con ser cubano.. tiene que ver con ser "extraterrestre" y sobretodo con haber vivido.... (las anécdotas son lo que le dan salsa a la vida... ¿no?)
Alberto ha dicho que…
Nacho:

No era anacronismo precisamente...era como no estar allí estadondo...no se...es algo dificil de explicar...quizá una suerte de transparencia donde nada iba conmigo..

Un abrazo


Pureta Juncal:

Hay tantas cosas que se parecen al viejo testamento!!! La semana pasada hubiesemos podido montar un círculo de estudio...pero me temo que esta semana ya no toca.
Pero es cierto, la historia (de la humanidad supongo) se repite una y otra vez a lo largo de los años...solo cambian las sanciones a los comportamientos...pero poco mas.

Un abrazo (puro)


bambu222:
Si tenían cosas de nuevos ricos (no creas que todas) y muchas otras de un grupo suigeneris que se formaba alrededor de esas empresas que cotizaban el bolsa. Conozco quiza no precisamente nuevos ricos, que viven para comprase un chalet en las afueras de mmadrid (y no precisamente en las mas caras), que añoran un BMW (aunque no les de para eso) y su gran fantasia es ser nuevo ricos (sin aceptarlo)...y son (te lo aseguro) tan marcianos para mi como estos otros.

Otro abrazote

Fátima:

Que no me escaqueo...hay cosas que hay que dejarlas reposar antes de escribirlas :-). otra cosa es que tu estes impaciente por el desenlace...lo cual me agrega un stress añadido pensando en que te pueda decepcionar :-)...en fon...me lo tomo con calma 8y no porque no te haya leido)

La respuesta de la cubania o no para ti y para Sinplan, no fue porque los cubanos fuesemos muy diferentes (algunos si, otros no)...supongo que me dije eso a mi mismo, evocando las raices de mi formación (que quiza ahora no tengan mucho que ver conmigo, pero que están ahi)
me alegro que te hayas reído...el espectaculo tenia mucho de diversion pasiva
Un besote

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