Desde Moscú, con amor.

Algunos amigos me han pedido que escriba historias que me ocurrieron durante el tiempo que estuve en la antigua URSS.
Esas estadías se repartieron entre los años 1983 a 1987, entre la ciudad de Moscú y la ciudad de Minsk (Capital de Bielorrusia, ahora otro país) y alguna que otra visita a Leningrado (hoy San Petersburgo)
No se por que me han pedido que las escriba, si siempre me las hacen repetir una y otra vez. Aquí va la primera:

La tercera pata.

Iba yo por la avenida Mir o de la Paz, en español (Prospect Mira en ruso) ,con un compañero, Jorge, que hablaba y escribía ruso mucho mejor que yo, pues estudiaba en la universidad de Lomonosov y yo en un instituto plagado de checoslovacos, húngaros, alemanes, vietnamitas, que por ser mayormente disidentes de corazón, tenían como idioma en común el inglés.

Caminábamos una de esas tardes-noches heladas del invierno moscovita, cuando se acercó a mi un hombre relativamente joven, de bigote rubio, gorro de pelo y ojos azules (vamos un paisano de los de allí) y me preguntó algo que yo no pude totalmente entender. Miré a Jorge mientras el hombre esperaba mi respuesta.

- ¿Has entendido? – Me preguntó Jorge.
- Me ha dicho algo así como que si quiero ser su nosequé
- La tercera pata, te ha preguntado si quieres ser su tercera pata.

Como veréis eso además de ser imposible de entender en ruso, cuesta trabajo entenderlo en español y además suena a cosas que no quiero mencionar para no herir la sensibilidad del espectador.
- ¿qué es eso? – le pregunté a Jorge
- Dile que sí y verás, me respondió.

Como confío ciegamente en mis amigos (¿debería confiar?), respondí con un DA y seguimos a aquél hombre que no pareció mirar a Jorge en ningún momento ni dar muestras de que el tío que realmente lo comprendía era él y no yo.

El hombre entró en una especie de bodega, donde había unas mesas altas, muy mal puestas, sin sillas y un mostrador. Llegamos a una mesa donde esperaba un tío. Este uno de esos tíos grises de chaqueta raída y pelo peinado con raya a un lado.

El tío de la chaqueta raída puso 7 rublos encima de la mesa. El del bigote rubio le siguió y puso otros 7 rublos.

-Y ahora pon tú otros 7 rublos. Me dijo Jorge

Deposité los 7 rublos, que el tío del bigote recogió de la mesa (allí nadie se daba el dinero en mano). Se acercó al mostrador, pidió una botella de vodka y tres vasos. Regresó a la mesa, repartió el contenido de la botella en los tres vasos y a la voz de dacansá se bebieron el contenido sin interrupción.

Bueno, ellos, yo no. Me quedé con Jorge con mi vaso lleno en la mano, dando amariconados sorbitos mientras veía alejarse aquellos tíos que no intercambiaron palabra alguna conmigo y tampoco entre ellos.

Comentarios

Tacirupeca Jarro ha dicho que…
Sigo perpleja. ¿Qué querían? ¿Emborrachare a tres bandas? ¿Ver quién aguantaba más el vodka?
Imagino que tú estarías en ese momento todavía más perplejo...
Ya dirás...
Alberto ha dicho que…
Hola Magnolia: Quizá el espacio del blog es poco para explicar la psicologia rusa. Beben mucho alcohol y 21 rublos en aquella epoca era demasiado para alguien que ganaba 125 rublos mensuales. Asi que buscan como compartir el gasto. Lo curioso era la falta de afectividad del hecho y la relacion (o ausencia de relación) que se establecia, sin sociabilizar. Mas que beber socialmente, era beber para subsistir (al frío a la angustia, a los gris que era todo). Un abrazo
Tacirupeca Jarro ha dicho que…
Ei, ya he leído tu opinión sobre la camiseta, ¡gracias por opinar!
Nino ha dicho que…
Hola, Alberto:
Curiosa situación la que cuentas, pero a la vez plasma muy bien la metáfora del borracho social. Aquél que necesita, no económicamente pero sí anímicamente, de la presencia de otros para beber. Ese parroquiano al que los anglosajones denominan “barfly” y que tan bien encarnó y reflejó Bukowski.

Bueno, voy a enredar un poco con la madeja creativa que me facilitaste.

Cuídate

Nino
ZoePé ha dicho que…
Nunca entendí por qué hacían falta tres, daragoi Al.
Dos besos.
Alberto ha dicho que…
Daragoi diebushka Zoepe:
Eran tres supongo porque era la cantidad de vodka que les podia entrar bien en el cuerpo y al mismo tiempo el precio de un tercio de la botella. La explicacion es cantidad-precio supongo. Aunque seria mas romantico pensar que era el numero cabalistico · de tres desconocidos que piden un deseo...buenom esa peli es para otro dia. Un besote
JOAKO ha dicho que…
Interesante historia, yo leí muchas en un delicioso libro de un Emigrante creo que muy parecido a ti:
http://www.universalbookdistribution.com/%C2%A1Priviet-Russia-115-notas-para-entender-a-los-rusos-8489156085-9788489156081.html
Un saludo
Alberto ha dicho que…
Gracias Joako, es un placer tenerte por aqui. Ya sabes que sigo tu blog. Seguire escribiendo historias de la antigua URSS y le echare un vistazo al link que me envias. Un abrazo
irene ha dicho que…
Las escribes para que nosotros podamos disfrutarlas también, no sólo tus amigos, aunque ¡vaya amigos!
La verdad es que, al principio, pensé también en algo que "no quiero mencionar para no herir..."
Es triste esa frialdad de los rusos, haciendo juego con el clima del país, y también que tengan que recurrir a esas artimañas.

Podría aprovechar mis noches de insomnio para ver amanecer, es un momento mágico, pero, desgraciadamente, desde mi ventana sólo veo los balcones de enfrente, este Madrid es lo que tiene.

Me gustan estas historias, sigue contándolas.
Besos, Alberto.
Alberto ha dicho que…
Me alegro que te guste Irene. Habrán mas, pero no se cuando. Lo que no faltaran serán los amaneceres helados de Segovia...a ver si te le hago una foto y te la envio. Un beso
Nino ha dicho que…
Hola, Alberto:

Pues gracias por las felicitaciones, amigo. Cuando algo se dice con sinceridad, nunca se dice a destiempo.

Además, como creo haber comentado en esa entrada, celebro mi edad todos los días; así que siempre puedes enviarme un regalito en forma de cheque bancario al portador.
Ya sabes que entre caballeros, cifras inferiores al 50 son una muestra de despecio.

Como puedes ver, ya he instalado uno de tus complementos para el blog: el de los visitantes. Me resulta raro, voy a esperar unos días y te cuento.
Gracias por las indicaciones, ciberconocerte ha sido uno de los mejores regalos que me ha traído Internet.

A la espera de que continúes contando tus andanzas soviéticas, me despido.

Un abrazo.

Nino
Nacho ha dicho que…
Acabo de leer lo de la tercera pata y me resultado sumamente curioso lo que la gente puede llegar a hacer para ahorrar en la bebida, pero como dices el vodka es caro para ellos es normal que se busquen la vida y de esa manera abaratar costos.
Me parece muy interesante conocer curiosidades de las costumbres de otros paises.
Creo que te seguire leyendo.
Un saludo.
Vintage ha dicho que…
Bueno pues es lo mismo q el botellón español ¿no?

Bueno tu relato me ha hecho recordar un viaje a Suiza, precioso pais con gente muy rara, está lleno de suizos

Fuimos a un bar, mis amigas y yo
Allí estaban todos los suizos ( imagino q los raros raros de verdad, pq bebian), habí multiples mesas, pero ninguna, absolutamente ninguna estaba ocupada por mas de una persona
Yo alucinaba, bebian solos
Pensé, madre mia, lo q podrían hacer estos en españa, todos sentados juntos, vocifeando, cantando, criticando, arreglando el pais

Pero no, estaba en Suiza, el pais más aburrido que he visitado jamás

por lo visto los suizos no tienen nada q ver con los rusos, estos no tienen dinero y aquellos les sobra, pero no tienen compañía

q raro es todo amigo, q raro

muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
Alberto ha dicho que…
Bueno Bolero, esto nos demuestra que ca uno es ca uno, no? :-) Pero tenemos la suerte de estar en el lado que los unos (y no los hunos) son mas potables.
Besotes. Me encanto tu ultima entrada.
Vintage ha dicho que…
gracias wapo
muakkkkkkkkkk
ah y ca cual baja las escaleras como puede

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