Experiencia Religiosa

Triskel
Según la cultura celta, el trisquel representa la evolución y el crecimiento. Representa el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Manifiesta el principio y el fin, la eterna evolución y el aprendizaje perpetuo. Entre los druidas simbolizaba el aprendizaje, y la trinidad Pasado, Presente y Futuro.

De muchacho recuerdo ver al jardinero de mi casa, cortando el césped y yo pensaba cuán desdichado debería ser aquél hombre, que pasaba cada 15 días por casa, sacaba sus herramientas y bajo el sol del trópico se disponía a arreglar las plantas y pasar aquella maquinilla manual con la que cortaba la hierba.
Recuerdo que me daba tanta pena, que le acercaba sin que me lo pidiese un vaso de agua, o un poco de café. Y le vigilaba pendiente desde la ventana pensando, qué pudiera necesitar.
No sé por qué en aquella sociedad del proletariado, sentíamos pena por los proletarios, quizá pensando que por no estudiar tenían que hacer aquellos trabajos, que sin desmerecer,no deseábamos para nosotros.
Pasaron los años, y pasaron muchas cosas. Y viví otras tantas aquí y allá y conocí gente que limpiaba las jaulas de los animales en el zoológico o que tenía lleno el salón de su casa con cajas llenas de pollos con los que se alimentaba.
Mi relación con la naturaleza se limitaba a aquellos trabajos "obliguntarios" (obligados con voluntad) a los cuales había que asistir y donde mi presencia era apenas simbólica, pues a la primera me escaqueaba y me buscaba una sombra donde sacar mi librito y leer.
Cuando compré la casa de Segovia, buscando un mar como aquél donde había nacido y sólo pudiéndolo simular a 400 km de Madrid y sembrado de hormigón, encontré en el campo un oasis de donde parecía venir sin haberlo pisado en serio en mi vida.
Una de las primeras ideas pequeño-burguesas que tenía instalada en la cabeza era buscar un jardinero, que me hiciera el jardín.
No sabía que una lección me estaba esperando.
El pueblo queda a 8 km de una carretera que tenga alguna importancia, y a él llegan sólo dos autobuses: uno que pasa los martes y otro que pasa los jueves y que vienen de Segovia capital. Aún así, al llegar al pueblo hay que subir 1 km, loma arriba para llegar a la casa.
¿Cómo encontrar un jardinero en un medio donde todos hacen en la tierra lo que sea necesario hacer para sí mismo y poner "bonito el jardín" parece una cursilada de forasteros de ciudad?
Finalmente conseguí uno que vino de unos cuantos pueblos mas allá, donde la civilización había llegado en forma de chalets acosados.
El hombre llegó y se puso a medir aquella parcela desnivelada, llena de escombros de construcción, y con 26 pinos imposibles de recolocar en ningún sitio. Recuerdo que vino con su hijo, pequeño, quizá de unos 6 años, con quien realmente hablé de la parcela y de lo que yo quería, pues era él que parecía traducirle mejor a su padre. Sí que era listo el crío (o su padre muy torpe).
Después de todas aquellas mediciones, me dijo:
- Ya le llamaré, ahora estoy muy ocupado.
A los dos meses conseguí otro, en vista de que aquel crío no había podido llamar por su padre.
Este fue menos aspavientoso, le echó una ojeada al terreno y me espetó:
- Dos millones de pesetas.
Joder...dije yo para mis adentros..así que le dije que ya le llamaría cuando me pusiera de acuerdo con mi bolsillo.
Finalmente nos decidimos a hacerlo Rigo y yo. Total, me dije, no va a quedar peor de lo que está no? Y me servirá de distracción mientras aparece la gente por aquí.
Aquello que parecía una titánica tarea (algún día buscaré las fotos de cómo era), fue perfilándose en quizá el producto directo de mis manos mas asombroso que he podido lograr.
Tantas horas de programación, de análisis, tantas horas de clases, de revisión de exámenes. Tantos días metido en oficinas refrigeradas con ordenadores rusos, cubanos, americanos. Tantas líneas de código rehechas, tantas reuniones de coordinación ... tanto y tanto había hecho laboralmente, para que al final lo único y hermosamente palpable obra de mi vida hubiese salido de mis manos, no de mi mente y de aquél trabajo que hacía aquél hombre, que en mi niñez yo había compadecido.
No les puedo decir cuánto he disfrutado hacerlo ... a veces (con perdón del hortera Enrique Iglesias) es una experiencia religiosa.
(hoy no me podido resistir, fotos aquí)