Como veréis he tratado de evitar las casas de piedra remozada con geranios en las ventanas.
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Alberto ha dicho que…
Me gustan las fotos. El pueblo también, parece el típico de pueblo de castilla por dentro pero rodeado de verde que lo hace todavía más encantador. Gracias por mostrarnoslas. Un abrazo
Comencé a leer el libro de Dédalus el fin de semana...aún no lo he terminado, pero sólo diré que aún cuando últimamente me cuesta trabajo que un libro me enganche (ver los best sellers de Stieg Larsson , "Los hombres que no amaban a las mujeres" y "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" ), y otros mas, con la única excepción del de Orígenes de Maaouf del que ya les hablé ), éste de Juanan Urkijo ( Dédalus ), si lo ha hecho. Tanto como para plantearme por qué, así que mas que de hablar del libro (que seguramente merece un mejor crítico que yo) veré si puedo explicar las motivaciones de sacar el libro en el metro, leerme unas dos hojas, y cual coitus interruptus, dejarlo un rato para poderlo saborear un poco mas cuando llegue a casa. La primera impresión que recibí, era encontrarme con un personaje como el de Salinger en El guardíán en el Centeno .Un Holden Caulfiel que produce una ternura especial por su inadaptación a un mundo que no compr...
Ya no era nada especial, sólo es que el entorno se había tornado demasiado mediocre, aún para una vida normalita y sin sobresaltos como la suya.
Las noticias políticas, las informaciones de la prensa, el mejunje de la vida de los demás empujadas con cucharadas cada día (ese articulo de Belén Esteban en el país desde hace mas de 15 días en primera plana), le hacían pensar de que ya no pertenecía aquí.
¿A dónde entonces? Por mucho que nos planteemos que siempre se puede empezar de nuevo, cada día es más difícil, sobre todo si el empezar de nuevo significa volverse a tropezar de las cosas que huíamos.
Si observas de cerca un monje (no es fácil tener uno cerca, y menos tener tiempo para observarlo detenidamente), puedes apreciar que si contempla ensimismado la naturaleza, o lo que le rodea, logra hacerlo con una verdadera distancia de espectador, no de partícipe.
Muchas horas de introspección cuesta hacerse con este aislamiento.
Muchas horas de introspección significan muchas ...
El lastimoso lunes apenas deja recordar el fin de semana, lo su propina extra de día y con esa felicidad tranquila que nos hace pensar que siempre llega un tiempo mejor ... aunque haya que esperar el fin de semana para ello. Reconozco que también vivo de rutinas, que me agobian aunque sean felices. A veces ir una y otra vez al mismo sitio, reconocer el paisaje conocido y recorger y marchar. Una de mis costumbres ha sido siempre atribuir los tragos (cócteles) un sitio determinado. Sé que este no es un país de cultura de combinados, y que a los tipos duros se les antojan mariconadas mientras se meten entre pecho y espalda un cognac por la mañana de desayuno. Siempre pienso en la suavidad de degustar algo lentamente, con un sabor que comienza a ser una insinuación en la lengua y que entra muy lentamente hasta apoderarse de nosotros después de tercero o el cuarto. Dulce entrega a la de los cócteles. Pues este fin de semana rompí mi ritual de mojitos, que suelo tomar cuando empieza el calor...
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El pueblo también, parece el típico de pueblo de castilla por dentro pero rodeado de verde que lo hace todavía más encantador.
Gracias por mostrarnoslas.
Un abrazo
Saludos.