Curiosidad 2. Una de espías

Como además viene bien en esta época que el espionaje se ha convertido en algo mas de cada día, les termino hoy la historia de mi Curiosidad, que casi me mete en un gran lío y me deportan de la antigua URSS.
Ante todo les pondré en antecedentes. Ser extranjero en la antigua URSS significaba que todos tus pasos estaban minucionamente controlados. Para ello, existía una refinada maquinaria de escuchas, chivatos, etc, que podéis haber visto en películas como La vida de los otros , claro sin que yo tuviese la importancia del personaje de la peli.
Lo curioso es como alguien sin ninguna importancia, se podía convertir en protagonista de una historia de absurdos.Recuerdo que vivía en un hotel, en Moscú, el hotel Tourist , cerca de la BDJ (o exposición de logros de la URSS) y pasaba un entrenamiento en un instituto de investigaciones.Había unos polacos que iban al mismo instituto y que vivían en mi mismo hotel, y que todas las mañanas además de tirarle zapatos al altavoz del hilo musical que nos levantaba para hacer ejercicios (recordad que en teoría era un hotel para turistas tambien), gritaban improperios a aquel altavoz, que no se podía apagar y que repetía con una música como de carrusel de feria: adín, piat, tri, chitiri (uno, dos, tres, cuatro). Según los polacos el altavoz también contenía un necesario micrófono para espiar nuestras conversaciones.
Como yo ya había agotado el número de sinagogas y de iglesias ortodoxas en Moscú, me aventuré con algo un poco mas "subversivo". Algo que no aparecía en ninguna guía local y que logré a través de una guía telefónica editada para el cuerpo diplomático, olvidada en un asiento de la embajada de mi país en Moscú:

Followers of the Heaven. Zen Budism services.

y debajo un número de teléfono.

Me apresuré a llamar desde la habitación de mi hotel, cuando una voz femenina me respondió al otro lado, apenas dándome tiempo para inventarme una historia:

- British embassy - me respondieron

- Well, bueno, ... este... soy un ciudadano filipino que estoy de visita en Moscú, soy budista y quisiera asistir a uno de vuestros servicios- le dije tratando de parecer convincente. La idea de decir que era un cubano que trataba de curiosear en la embajada británica para ver como se practicaba el budismo detrás del telón de acero parecía una misión imposible.

- No problem- me respondieron. Venga usted a la embajada británica en ... (dirección) ... el sábado por la mañana a las 10.00 am y verá que hay una pequeña cola delante del edificio.
Como es natural, el sábado bien temprano (antes de las 10) yo estaba allí. Apenas 4 personas esperaban en la acera de enfrente. En la puerta de la embajada inglesa habían dos guardias rusos y detrás de la verja dos militares ingleses.
Aquello me acojonó un poco, pero decidí preguntarle al tío que tenía delante de mi en la cola. Resultó ser uno de esos raros y escasos estudiantes norteamericanos que iban por algunos meses a Moscú, en un raro intercambio entre universidades, que mayormente servía para enviar espías a uno y otro lado.
El tío que tendría mi misma edad me dijo, al preguntarle cómo íbamos a entrar:

- Es muy simple. A las 10 el guardia ruso cruza la calle, nos pide los pasaportes, los guarda y nos hace pasar dentro donde a los ingleses no les interesa quiénes somos. Una vez terminado el oficio, salimos y el guardia ruso nos devuelve los pasaportes.

Aquello fue definitivo. Pensar que un guardia soviético tuviera por unos segundos mi pasaporte cubano, significaba que cuando saliera, tendría un carro-jaula que me llevaría a alguna dependencia del KGB para interrogarme y preguntarme qué hacía un ciudadano de un país satélite de la URSS dentro de una embajada capitalista en Moscú.
Me disculpé brevemente con el yanqui y le dije que era una lástima, pero que había olvidado el pasaporte.
Como quien ha estado al borde de un peligro, salí con un subidón de adrenalina de allí y contento de haber llegado hasta esepunto y haber salido ileso... al menos eso era lo que yo pensaba...

Dos días mas tarde, me llamó uno de los responsables de la oficina económica cubana en Moscú, un tío que me caía bien y que a todas luces era recíproco ese sentimiento.

- Alberto - me preguntó por teléfono- ¿sabes si alguien ha hecho una llamada a la embajada británica desde tu habitación?

Tardé varios interminables segundos en responder. Un escalofrío me recorrió la espalda. Y sentirme pillado me trajo una sensación mucho mas terrible que cuando ocurría cuando era niño.

- Si- dije con voz temblorosa
- ¿Cómo? - Me dijo. y acto seguido pronunció unas palabras que eran un mandato:
- No te muevas de allí, ahora mismo voy para allá. Sin darme tiempo a explicarle nada colgó.

Llegó en 15 minutos. Tocó en la puerta de la habitación y al abrirle me hizo señas con la mano para que lo acompañara fuera del hotel.
Le seguí acojonadísimo, apenas con la ropa que tenía puesta y nos fuimos a la calle con una temperatura de veintantos grados bajo cero.
- Repíteme lo que me has dicho o es que no he oído bien ... Y continuó...¿es que Rakesh ha llamado a la embajada inglesa desde tu habitación?

Rakesh era un indio de mi mismo instituto, que pasaba muchísimo tiempo en mi habitación del hotel, pues el pobre no entendía nada de ruso y tenía que esperar cada día a llegar al instituto para poder hablar con alguien. Yo me había convertido en su guía y traductor para todas aquellas cosas necesarias como comprar comida, hablar con el personal del hotel y cosas así. Era un buen tío (otro día contaré de él). La India era un país que no llegaba a constituir un satélite de la URSS y aún sus ciudadanos tenía relación con los ingleses. El pobre Rakesh iba a buscar té "Earl grey" y pastas inglesas a un pequeño almacén que proveía a los pocos ciudadanos ingleses en Moscú de sus nostalgias alimenticias.

- No, no ha sido Rakesh, he sido yo. Y entonces le conté de mi curiosidad por las sinagogas, o las iglesias ortodoxas y finalmente el budismo, y los libros que me había leído de Suzuki , etc..

- Tú estas comiendo mielda mi hermano- sentenció
- Mira, lo que tenemos es un reporte del KGB a la seguridad cubana con la hora de la llamada y el número de teléfono. No nos han dicho si está grabada. Yo voy a decir que quizá fué Rakesh y que tú no tienes nada que ver con eso... pero eso si - dijo muy severamente - Prométeme que en lo que te resta de tiempo en Moscú te vas a estar muy quietecito y que no se te va a ocurrir tener extraños pensamientos ni con las matrioskas en este país.
Le prometí que no miraría ni las Matrioskas (cosa que me provocaba una represión terrible pues ... ¡cuánto podía hallar en aquellas muñecas que su esencia era esconder una dentro de otra!.

Y del Budismo Zen... me tuve que conformar con leer los libros de Suzuki , eso si, previamente forrados con hojas del Pravda.

Comentarios

TORO SALVAJE ha dicho que…
Es alucinante.
De verdad.
Parece una novela de John LeCarré.
No iba tan desencaminado en sus novelas.
Y si, parece una secuencia de "la vida de los otros".

Saludos.
JOAKO ha dicho que…
Te aseguro que soy la persona más confiada y poco psicotica del mundo, jamás se me ocurriria que una actividad como la tuya interesase a nadie, a nadie sano claro está, porqué la vida de los otros me encantó, me pareció una gran pelicula, y si ahora tu me confirmas que en realidad se espiaba a alguien con tus motivos, ¿qué no sería con los autenticos "espiables"?
tienes una vida muy interesante. ¿cuándo nos contaras tu salto al otro lado del telón de acero?
Un saludo
Nacho ha dicho que…
El ser prudente hace que no satisfaga mi curiosidad porque la curiosidad mato al gato(dicen).
Aunque(dicen) que el gato tiene siete vidas.
Interesante relato, como dice Toro Salvaje parece una novela de espias.

Gracias por el relato.
Un abrazo.
bambu222 ha dicho que…
Al final,no has satisfecho nuestra curiosidad por tu experiencia con el budismo, gracias por los enlaces; de todas formas,tu experiencia me recuerda ciertas pesadillas, en sueños, con la policia, intrigante y desasosegante.Abrazo.
Juncal ha dicho que…
Alberto, de nuevo la química entre las personas y esta vez
además, protectora.
Eso fue una gran suerte.
Tener un ángel de la guarda en circunstancias tales nunca está de más.
Oye, y haber vivido con sensación de tanto control ¿no te dejó huella después?
¿no acaba uno un poco paranoico?
También me solidarizo con el momento de mentir o no mentir sabiendo además que
o estás pillado o involucras a un inocente...
¡ Qué horror de situación !
Respecto a los budistas... me temo que te quedó una espinita clavada y que no habras permitido dejártela dentro.
Antes o después te habrás quitado el berrinche ¡seguro!

La tensión de las películas de espías me produce "tremenda" ansiedad.
Como para vivir ahí...Uff

Abrazos
Juncal
Nino ha dicho que…
Hola, Alberto:
Sin lugar a dudas ésta es una de esas experiencias que contadas son interesantes, pero vividas resultan angustiosas.
Me parece increible el que haya personas que sin haberlos vivido añoren esos tiempos.
Cuídate
Raúl ha dicho que…
Sí, señor. Tengo un amigo que daría una mano por oírte contar estas experiencias de extranjero en la vieja URSS en persona. Yo mismo tuve mi época de interés, aunque más enfocada al nacimiento de la URSS.

Vaya experiencia, como dicen por ahí, de película. Y aún en el tiempo en que estuviste tú, ¿había mucha paranoia colectiva, no? Aún la hay, paranoia digo.
Anónimo ha dicho que…
Cada vez mas interesante, facil de leer, da gusto, gratis, una pregunta: no sera mejor escribir que ser portero? en fin...
irene ha dicho que…
Dicen que la curiosidad mató al gato, ¡qué miedo!, cualquiera se desmanda por esos lares, hay que ser más prudente, Alberto, pero por otra parte, está bien tener esas ansias de conocimiento.
Un besito y... cuidadín.
Alberto ha dicho que…
ToroSalvaje:

Se supone que la literatura imite a la vida. Al menos en este caso hay miles de historias que contar, y algunas muy serias. esta no es mas que una "tontería" casi adolescente. Me sé algunas que quizá no podría escribir.
Un abrazo

Joako:

En eso de ser confiados ya somos dos y cuando siento que no hago nada malo (como los críos), me lanzo a hacerlo sin pensar que viene después.
Sobre mi "salto" a este lado del telón, no tiene misterios...ya lo contaré, aunque no tiene tanto suspense como las historias de "detras" del telón de acero

Un abrazo

Nacho:

Yo debo ser de esos gatos con siete vidas. Así que tendré que ser consecuente y seguir de curioso

Un abrazo

bambu222:

Ahora que recuerdo tuve otra aproximación al budismo años después, en Londres, en casa de una amiga que compartía piso...quizá la cuente mas adelante. Es curioso que cuando esté ocurriendo algo que no puedes controlar resulte como una pesadilla...luego a la distancia del tiempo lo saboreas como una casi grata experiencia.

Un abrazo


Juncal:

Si, eso de la empatía entre la gente (o de alguna gente) y yo me ha salvado mas de una. A veces hasta gente desconocida para mi...pero supongo que nos ha pasado alguna vez a todos..

No creo que esa sensación de control me dejara demasiadas huellas (al menos paranoicas). Sigo pensando que nadie me va a hacer especial daño y que no tienen por que...Quizá la única huella visible es no soportar el "control" de cerca y escapar de cualquier cosa que tenga un orden impuesto y autoitario..

Lo del budismo es algo que ha ido y venido en alguna ocasión, siempre como algo curioso y de donde tomar algun pensamiento práctico. Me asusta meterme de lleno en cualquier cosa en que tenga que militar y por eso no creo que pueda ser carnaza de secta.

Un abrazo


Ninus:

Bueno, creo que muchas personas añoran lo que no vivieron precisamente por eso. Aunque te confesaré que añoro a veces unos 5 minutos en cualquiera de esos escenarios de terror, nada mas que por rememorar alguna experiencia.

Un abrazo

Julián:

La paranoia colectiva es algo que se asume sin que te des cuenta. Sin darnos cuenta todos teníamos el síndrome del ventilador" que consistía en mirar a cada lado antes de hacer un comentario. Por suerte a mi se me pasó de inmediado, no se si porque he ido de inconsciente casi toda mi vida

Un abrazo

dex:

Me alegro que te guste, pero no creo que valga mucho literariamente hablando. Las porterías son templos de promesa de la lectura, la meditación...la curiosidad incluso
Un abrazo


Irene:

gracias por tu consejo Irene, pero creo que ya a mi edad es dificil de modificar una forma de ser que me ha acompañado toda mi vida. pero no te preocupes, no soy un suicida.

Un besote

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