Rescatado de la Quema I. Viejas Historias.
El tipo del turbante rojo.


Después de un fin de semana razonablemente bien, entre las fiestas del pueblo y los amigos que se empeñan en que vuelva a ser quien soy, y que entre bromas me juran que me llevaran leche condensada a la cárcel. Después de muchas horas de arrepentimiento, de tratar de comprender mi locura temporal...es tan duro comprender que puedo haber hecho tanto daño...después de este fin de semana agridulce, regresé a Madrid.

Mi madre espera solicita en su habitación, a que me acerqué y le bese. En sus ojos siempre espera ese beso, aunque ella no sea capaz de dar ese primer paso. Siempre me hace sentir que su vida depende de mi, al menos emocionalmente. Después en la casa el resto de la familia, mi tía ya muy mayor, pero con la apariencia de que aún no ha cumplido ni las dos terceras partes de la edad que tiene. Qué curioso. Dos hermanas, dos vidas paralelas y ninguna coincidencia. Les une el extraño amor de dos que se saben extraños entre si.. En el rostro de mi madre se ven sus hijos, el batallar de la casa, su vida dedicada a un marido. En los de mi tía se ve la vida independiente, los años en otro país, quizá hasta los amores furtivos no comprometidos.

A la vuelta paramos en un semáforo....ni siquiera somos los primeros de la caravana de coches...a los lejos se ven esos objetos que lanzan los malabaristas. Mi atención por primera vez se centró en algo. Después de todo lo pasado, después de las lágrimas, el vacío en el pecho, después de ese ir y venir de emociones, algo rompe la terrible tristeza.

Mas allá de los palos que se lanzan al aire comienzo a ver un tubante rojo. Debajo del turbante rojo un rostro con gafas y una sonrisa que contagia. El tipo del turbante rojo termina su breve función y corre entre los coches para recaudar el dinero en pago de la sonrisa.

Me quede mirándole, sonriendo por primera vez en muchos dias.. ..con dos lagrimones en la cara, pero sonriendo.....¿el valor de la sonrisa?...Dificil de calcular...(como el mastercard?)

Comentarios

Khumeia ha dicho que…
Y sí, te encontré de casualidad. ¡Pero qué linda sorpresa leer tu relato!

Entrañable, agridulce... Me sentí identificada contigo. Cuando regreso a mi pueblo, me pasa exactamente igual... ¡Qué extraña me siento! Soy la misma de siempre. Sin embargo, he cambiado tanto...
Tacirupeca Jarro ha dicho que…
Muchas emociones en muy poco tiempo... Y mucha sensibilidad (de la que hoy en día escasea).

Una sonrisa, de las de verdad, no tiene precio. Espero que tu 2009 esté plagado de momentos decorados con sonrisas.
Un abrazo fuerte.
bambu222 ha dicho que…
¿no seria un "angel"el hombre del turbante rojo?...ocurre cuando
más triste o vacío estás, algo nos devuelve la esperanza.
TORO SALVAJE ha dicho que…
Te animo a que rescates más. Nada de quemarlos. Dales otra oportunidad.

Saludos.
Nino ha dicho que…
Un gran texto, Alberto.
Lo que más envidio es que su carácter conciso no te impide llenarlo de emociones expresadas de una manera que se hacen comunes para todos.
Me ha encantado.
Desde luego, sería una pena que no compartieras más viejas historias como esta. Pero son tuyas, y si decides silenciarlas o quemarlas, te sobrarían las razones.
Ánimo
Juncal ha dicho que…
Hola Alberto.

"Sonríe aunque sólo sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír."(anónimo)

Lo importante de aquella sonrisa fue el momento más que el gesto en si, porque fue captada con tu corazón más que con tus ojos.
Es curioso como damos valor un día a algo que en otro momento carece de importancia...
Es nuestro estado de ánimo el que nos revela lo que nuestra ceguera insensible nos oculta a veces.
Un triste beso
Juncal.
Alberto ha dicho que…
Bienvenida Khumeia:
Me alegro que te guste. Yo disfruto cuando leo algo y me toca en algon, aunque sea en breves instantes. Si ha sido asi, pues me alegro doblemente

Magnolia:
A veces pienso que esa sensibilidad de la que hablas es un estorbo para otras cosas en la vida, pero de cualquier forma, uno es como es y no lo puede evitar. Creo además que es algo mucho mas común de lo que pensamos, sólo hay que tocar la fibra adecuada de cada cual.
Un abrazo

Bambú:
No creo que dfuese un ángel, porque necesitaba pelas, pero se comportó como tal.
Un abrazo

Torosalvaje:
La quema ya se produjo, asi que la suerte ya está echada. Algunos eran compartidos lo cual quier decir que no eran sólo mios o contaban algo de segundas personas que no se merecen (ni para mal ni para bien) que les involucre en mis letras. Pero alguno saqué, que tenia que ver solo conmigo en este streaptease del alma que hacemos de vez en cuando.
Un abrazo

Nino:
Viniendo de ti que eres un maestro del colocar letras es realmente un halago apreciado.
Tu si que sabes de quemar y no quemar y razones, así que ya ves...todos tenemos nuestra hoguera.
Un abrazo

Juncal:
Lo bueno de aquella experiencia (si se le puede llamar asi), es que como dices, no habia nada extraordinario ni que hubiese visto antes. Después de aquello, no hay una vez que no vea a alguien en un semaforo haciendo algo para agradar que no me lo recuerde. Así que algo ordinario se ha convertido en un recuerdo extraordinario.
Un abrazo
Un abrazo

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