Síndromes


No puedo evitar encontrar síndromes en muchas conductas y hábitos sociales. Les llamo síndromes, porque al igual que ellos, son de percepción totalmente subjetiva y al mismo tiempo también me identifican algo realmente patológico o al menos inexplicable para mi propio razonamiento (que es bastante común, como comprobaréis).
Así que de vez en cuando escribiré alguno que observe. Perdón si generalizo alguna vez, o perdón si no logro reconocer que la conducta social neurótica es la mía, no la de los sujetos involucrados en el "sindrome". Un esquimal en nuestra sociedad tendría un comportamiento totalmente "neurótico" y cualquiera de nosotros tendría lo mismo en un iglú...así que hay que reconocer que las referencias sociales y culturales determinan que algo sea considerado un síndrome o no. El ejemplo del esquimal no es mío, es de Karen Horney en La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Claro, que ella escribió el libro en 1937 y de allá a acá ha llovido mucho...
Buscando una imagen para esta entrada, encontré que hay muchísimas cosas (mucho mas seria que esta chorrada que escribo, en internet. Me llamó la atención ésta. Pero repito, esto no tiene nada que ver con esta entrada, que además me divierte más y tiene menos pretenciones serias (en el buen sentido de la frase).
Empecemos por uno de los que mas gracia me da. Seguramente vosotros lo habréis visto muchas veces y no necesariamente relacionado con el sexo.





El sindrome del sofá


Un tío llega a su casa un poco antes de su hora habitual y se encuentra a su mujer follando en el sofá del salón con otro tío.

-Ahhhhggrrrr- grita el hombre.

Y cuando la mujer piensa que se va a abalanzar sobre ella - que es la infiel- o sobre el otro tío - que es el objeto de la infidelidad-, se sorprende al ver que el hombre se lanza sobre el sofá, y con toda ira, lo alza en peso y lo tira por la ventana...
Después se queda muy tranquilo y limpiándose las manos dice:

- Ya está, se acabaron los cuernos en esta casa.

Comentarios

Fatima ha dicho que…
:D se te va la pinza..... :D:D. Cuando leí el título pensé en otro tipo de síndrome.
Y el enlace... te lleva a una página sorprendente. He dejado de leerla porque empezaba a tener "el síndrome de la hipocondriaca"....
TORO SALVAJE ha dicho que…
Jajjajaja, tienes toda la razón, como si rompiendo un objeto o tirando el sofá por la ventana se hubiera hecho justicia y reparado la afrenta.

Muy observador.

Saludos.
irene ha dicho que…
Muy divertido Alberto, este se cree que muerto el perro se acabó la rabia, pobre hombre, como si ciertas cosas sólo pudieran hacerse en un sofá, por otra parte el hombre hizo bien, al fin y al cabo era el arma del delito.
Un beso, Alberto.
Nino ha dicho que…
Hola, Albertus:

Comparto tu pasión por Londres, ciudad decadente donde las haya.

Respecto al "síndrome del sofá", como fetichista le atribuyo un valor especial a los recuerdos tangibles. Quizás de ahí mi tendencia a acumular cosas inservibles como servilletas, envoltorios de regalos o corchos de vino.
Por otro lado, como buen supersticioso, creo en los rituales de purificación. Y en ese ritual, comparable a ungirse en el Jordán.
Quizás por eso le doy tanta importancia al período actual en el que me estoy desprendiendo de lo que antaño fueron pequeños tesoros.
Bueno, a disfrutar del finde.
Un abrazus, Albertus
Juncal ha dicho que…
Hola.
SUBJETIVO
¡ He ahí el quiz !

"De nuestro modo de sentir"
Así convertimos nuestra verdad en la verdad.
Para el esquimal es una, para nosotros es otra,incluso para los nazis sería la suya.
Y este marido "quiere" ver su verdad en el sofá.
Quiza sea que no le interesa ver otra.
Subjetivamente cree que acabó con el motivo del conflicto. Sí, su verdad.
¿Cuántas verdades hay en el mundo?
¿Tantas como habitantes?

Juncal.
Miguel González Aranda ha dicho que…
Jejeje...que buenísimo...
me imagino la cara que se les quedaría a los otros dos...

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