La fuga


Hacía 15 minutos que esperaba en el muelle de Luz en la Habana Vieja. Una larga cola que se extendía por mas de 100 metros de la lancha de Regla, que hacía el trajecto Habana Vieja - Regla, un poblado perteneciente a Ciudad Habana que quedaba del otro lado de la bahía.
Regla era conocida por el número de babalaos de la santería cubana. Religión mezcla de deidades
africanas y santos católicos.
Normalmente trabajadores de una y otra orilla esperaban aquella lancha, que en horas pico tardaba unos veinte minutos, 10 es ir y 10 en regresar, y aunque normalmente había dos lanchas simultáneas, el número de gente provocaba retrasos en el embarque.
Aquél día había mas gente que de costumbre. Y además muchos de ellos viajaban con grandes bolsas, que suponía él, que estaban llenas de artículos del mercado negro. Algo con qué buscarse la vida en una u otra orilla.
El policía que custodiaba la cola y que hacía las veces de vigilante y despachador se movía rápidamente entre la gente, dando voces y tratando de evitar que el embarque se realizara en bulto, y no de uno en uno.
Finalmente la lancha atracó.
Sólo veinte pasajeros fueron permitidos a abordar. Cosa rarísima, en una lancha que a veces acostumbraba llevar el triple.
El policía con mas cara de malo que de costumbre no permitió que subiera a bordo la señora que hacía la cola delante de mí, y cuyo hijo había ya embarcado.
De momento comenzaron gritos entre la señora y su hijo. Algo que me desconcertó un poco, no porque la gente no gritara sino porque se establecía un curioso diálogo entre ellos:
- Vete, vete tú- le decía la madre.
- Nooo, si tu no vienes yo no me iré- le respondía el hijo
Todo aquello con un cierto dramatismo fuera de lugar.
Finalmente el policía intervino, ya que aquél adolescente trataba de saltar nuevamente el espacio que había entre la lancha y el muelle.
- Que regrese- dijo el policía.Y añadió: - el próximo de la cola..
El próximo era yo.Que apenas tenía un libro en las manos y que ya me había desentendido de subir en esa lancha.
Subí rápidamente, mientras el chico me miraba angustiado por tener que dejar la embarcación.
El barco se despegó del muelle, hizo un ruido infernal como una bestia y enfiló para la otra orilla, algo lejana.
No llevaba ni un minuto en esa dirección, cuando torciendo bruscamente a la izquierda, se dirigió a la entrada de la bahía donde se veía ya el mar abierto.
Pensé que sería una maniobra náutica, pero al ver que sobrepasaba el límite del recorrido de las lanchas, me uní al murmullo que comenzó hasta convertirse en algunos gritos de:
- Qué es esto? ¿a dónde vamos?
Observé que algunos de los pasajeros no gritaban y si sonreían y reían.
Aparentemente habíamos tomado rumbo norte, supongo que ante la sorpresa de todos los que en el muelle esperaban en la cola y algunos que no parecíamos saber el real destino del barco.
Una mujer mayor, que se encontraba a mi lado me dijo en voz baja.
- Nos vamos a Miami, la gran mayoría de los que estamos aquí lo sabíamos. El capitán del barco está al tanto de esto, así que reza para que no nos detenga la guardia costera.
Después de semejante confesión, me sentí aturdido. Había fantaseado muchas veces con irme del país, como la mayoría de los jóvenes, pero nunca había hecho planes ni me había unido a aquellas avalanchas del Mariel o la embajada de Perú.
Miami, USA, una nueva vida. Aunque no era lo que hubiese escogido, la posibilidad de recomenzar la vida, en otro sitio, salir de la rutina y de la falta de posibilidades de que me fuera bien o mal, pero dueño de mi propio destino, me excitaba.
Estuvimos navegando durante mas de 6 horas y ya a 15 millas de la costa nos recoge una patrullera norteamericana.




Unos meses mas tarde:

Me sudan las manos. Apenas puedo sostener el bolso donde prácticamente he metido todo lo que tengo de valor: las joyas de mi madre, algún recuerdo de mis abuelos, la dirección de mi padre en Tampa y una foto de él y de su nueva mujer.
No logro librarme del sopresalto que me produce estar en el muelle, esperando la lancha que finalmente me llevará a los Estados Unidos, allá, al Norte. Quizá si apenas lo hubiese sabido ayer no estaría tan nerviosa, pero hace una semana vino Rita, mi mejor amiga del solar donde vivo y me dijo que si me quería ir "pa la Yuma", como aquella lancha de Regla que llegó a Miami, con todo el pasaje a bordo, y de la cual no regresó nadie a pesar de que no todos sabían que iban a desviar la lancha e irse a la Florida.
Llegó el barco. Me preocupa esos niños pequeños que chillan acompañados de su madre, que se muestra impaciente como yo...¿lo sabrá? ¿se llevará esos niños a Miami? ¿o será uno de los tantos a quienes les toque la lotería sin saberlo?
Un tumulto apenas deja subir en la lancha, finalmente me logro meter por debajo del brazo de dos ancianos y logro dar el salto...ya estoy encima de la lancha.
Mi respiración es cada vez mas agitada...apenas me contengo y casi se me salen las lágrimas cuando el barco se despega del muelle....la lancha toma rumbo a regla...quizá me he equivocado...quizá ha sido una broma pesada...pensar eso curiosamente me alivia y puedo respirar de nuevo.
Cuando apenas llevamos dos minutos, un brusco giro de la lancha me lanza nuevamente a mis temores. La lancha a girado hacia la derecha y enfila la proa hacia la entrada de la bahía...Mas velocidad, mas velocidad y gritos de alguna gente, en su gran mayoría conocedores del destino real de la lancha.."no pares hasta el norte", dale caña al motor, dale caña- le gritaban al capitán.
En medio del arrebato miro a la madre con los dos hijos. No parece demasiado sorprendida de lo que ocurre- Lo sabía, me digo. En su cara también se reconoce mi mismo miedo. Por un instante el recuerdo del transbordador "13 de Marzo" en 1994 aparece. En aquella ocasión fue tiroteado y hundido. Por un instante presiento que la historia se repite.
Sin que que apenas me dé cuenta, tenemos un barco a nuestra derecha que irrumpe de algún sitio.
Comienzo a sentir unas explosiones y me doy cuenta de que están disparando desde algún lugar. Los gritos se suceden ensordeciendo los disparos. Finalmente un golpe, inmenso. El barco que nos ha interceptado es mucho mas grande y ha chocado con la frágil lancha. Miro nuevamente a la madre, a los niños, veo como nuestra lancha se balancea de lado y comienza a entrar el agua, a raudales.
Siento un golpe en la cabeza...y ya...


La historia:

En Abril de 1994 un trasbordador que huía en la Bahía de La Habana, con un grupo de cubanos que habían planeado fugarse a la florida fué interceptado por un barco, tiroteado y hundido con mujeres, ancianos y niños a bordo.
En abril 3 de 2003 una lancha de las que hacía el trayecto Habana Vieja - Regla, logró burlar el control de la bahía y asombrosamente internarse en mar adentro, sin que nadie impidiese que a 15 millas les recogiera una patrulla naval de Estados Unidos.
Meses mas tarde, en Agosto de ese mismo año, otra lancha quizo reeditar esa aventura, logrando
solamente ser detenida. Los secuestradores de esta última, algunos apenas adolescentes fueron penalizados con la pena de muerte.

Hay muchas historias de salidas ilegales de Cuba, algunas con final feliz, la mayoría no. Esta es una historia que se repite cada año, con algún balsero, con alguien que trata de subir a un avión o que simplemente se tira al mar...quizá como Alfonsina Storni.

Comentarios

TORO SALVAJE ha dicho que…
Y luego tengo que oír a algunos progres desquiciados de aquí hablar maravillas de ese régimen.
Claro, hablan maravillas desde su progresía ridícula, ignorante y temeraria.
Allí los envíaba yo a todos.

Un abrazo.
JUANAN URKIJO ha dicho que…
Tremenda tu historia, Alberto, y genialmente construida. Me he sentido transportado en esos viajes de pánico, esperanza y muerte.

Un abrazo.
Juncal ha dicho que…
Hola Alberto.
Os admiro porque hace falta mucho valor para dar el paso.
Yo sería tan cobarde de tener valor solo para afrontar el día a día,la desesperanza,incluso el hambre.
Y ya ves el precio.
Un día tras otro y una vida perdida.
Sin embargo, mírate a ti.
El mundo en tus manos.
(Bueeeno, casi)
Besos
Juncal.

Dipsoqué?
Anónimo ha dicho que…
Conmovedora la fantasia y muy triste la historia. Aunque se que hay realidades iguales o peores por ahi la Isla es casi una balsa, casi toda la gente con que me relaciono aqui vinieron en balsa, como Cubanos al fin hablan de casi todo casi sin parar pero nunca mencionan "el viaje" ni los muertos, bueno, casi nunca
bambu222 ha dicho que…
Una historia triste, agobiante, angustiosa,cabreante y productora de una impotencia bestial.Hace poco oí una frase que dice que el mundo es para los valientes.
Nacho ha dicho que…
Es duro y triste, muy triste que continuamente se produzcan hechos de esta indole cada poco tiempo.
Que se tengan que marchar de un pais con posibles y encima los condenen a muerte por querer tener una vida mejor.
Una pena.
Un abrazo.
Miguel González Aranda ha dicho que…
Joee...
me he sumergido en una historia basada en hechos reales!!!
horrible!!

Pd: No nos quejemos de tantas cosas.

Un saludo

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