San Francisco 1


Espera un tranvía cuyo nombre es el J y preguntar la dirección hacia donde va no es problema. Esta es una ciudad amable donde no solo cuando preguntar a cualquiera te sonrie y hace todo lo posible por responderte o hacerse sentir cómodo, sino que tu, que vienes de ciudades donde la gente desconocida no saluda y mucho menos te sonríe, encuentras inicialmente sospecho alguien que lo haga.
En las cuatro calles del barrio del Castro, el barrio gay de San Francisco, te parece que cada tío quiere ligar contigo, pues te sonríe y te da los buenos días, pero ojo, también lo hace una china que camina por la acera, o esa pareja de señores mayores, el con su sombrero de pajilla y pantalones cortos y ella con esa bufanda de color rosa y gafas grandes de sol.
Todos sonríen. Me empiezo a recobrar de ese efecto casi artificial para mi, después de comprobar que se sienten realmente cómodos en ese papel de anfitriones de ciudad, que al parecer lo pasan bien "doing easy" en su dia a dia. Hay un tío que va por la calle recogiendo los papeles que alguien ha tirado al suelo. Inicialmente pienso que es un chalado, va sin camisa, aunque su pinta no es del todo descuidada. Paso a su lado y le oigo hablar con un empleado de un café...no hay nada que me indique que esta mal de la cabeza en su conversación....al parece solo tiene la manía de limpiar lo que ve a su paso.
Sigo esperando el tranvía que es el J y veo venir una pareja de negros. Ella empuja un pesado cochecito de bebé, sin bebé, solo un bulto de cajas y mantas ocupa el sitio del niño. Ellos no me han sonreído, y es entonces cuando mi atención se centra en ellos.
Alguien me dijo que apenas el 8% de la población es negra, o siendo políticamente correcto afroamericana. Una población bastante escasa para USA. La mayor parte se ve latina, asiática o WASP (blancos white anglo-saxon)
Llega un tranvía. Es antiguo, casi una reliquia. El negro empieza a levantar el carrito por la parte de delante, mientras su compañera le empuja por detrás. Entonces me doy cuenta que tiene algún tipo de impedimento físico. Su pie se arrastra con dificultad. En las escaleras del tranvía apenas puede colocar las ruedas. Mientras tanto la chica chofer responde a las preguntas del negro. Ella me mira a intervalos mientras responde. Es muy guapa. Yo opto por ayudarle a subir el carro al pobre hombre, al comprobar que no puede hacerlo sin ayuda y que su mujer (quizá su mujer) apenas ayuda empujando por detrás. Instintivamente termino cargándolo en peso y depositándolo en el pasillo del vehiculo. Regreso a la acera tras unas rápidas palabras de agradecimiento del negro. Su mujer apenas parece haberse dado cuenta que yo he ayudado.
Desde la acera, oigo como la chofer me grita que ella es J.
J?
I’ m J, y yo no se que entender...el tranvía ostenta el nombre F, y caigo que yo espero el tranvía J. Nos subimos apresuradamente mientras me explico a tono de disculpa con la chofer,:
- …es que como dice F y yo espero el J...
- No importa, es lo mismo, suba y siéntese.
Hago por pagar los dos billetes y ella me dice que me siente, que no importa
Una vez sentados, miro a Rigo y le pregunto si no tenemos que pagar.
- Ella te ha dicho que no importa- me responde.
Aun así, me levanto con la justificación de que quiero que me avise en la parada de San José y Santa Rosa.
-OK , me dice mi ya chofer predilecta, mientras mira los dólares que tengo en la mano.
- Siéntese, no tiene que pagar
Vuelvo a mi asiento mientras admiro el antiguo coche por dentro. Los tubos para sujetarse, la tapicería verde de nylon, lo redondeado del techo. Miro y admiro la conducción de aquella chica, es rubia y guapa. Quizá poco mas de treinta años. Empuja los viejos pedales con firmeza y con fuerza tira del volante cuando hay que hacer girar el inmenso coche de tranvía.
- Santa Rosa y San José, nos dice impersonalmente por los altavoces.
Me dirijo hacia la puerta de entrada, dispuesto a bajar por allí.
- Beautiful car rail and beautiful chofer - le digo.
- Thanks gentelmen, have a nice day.
Nos bajamos y ya en la esquina, pasa al lado de nosotros en ese inmenso choche metálico amarillo y nos dice adiós con la mano, con una amplia sonrisa.


San Francisco de momento es un sitio al parecer amable... y raro. La bruma que envuelve la ciudad, aun con sol y la temperatura casi invernal me dan la sensación de estar soñando. En un sueño que quizá me provoca algún desasosiego.

Comentarios

TORO SALVAJE ha dicho que…
La conductora además de guapa es justa.

Saludos.
Juncal ha dicho que…
Será que lo inesperado nos sorprende y cuando la sorpresa prevalece, nos supera en ese afán de convivir con lo previsible.
Eso es de lo mejor de los viajes. Ese desajuste que choca y desconcierta.
Y en cierto modo nos abre los ojos para reconocer lo que nos falta.
Quizá de ahí el desasosiego.
Primera parada, primera observación.
¿O podríamos decir lección?
Qus sigan las "J"otas.
Un abrazo.
Anónimo ha dicho que…
Que observador eres Alberto
Vamos a observar juntos el Viernes 30?
soy beatriz ha dicho que…
Que magnifica descripción de la ciudad y sus particularidades. Me encanta viajar y con tu relato es como si hubiese estado allí.
hermoso. Te felicito.
Un beso Alberto.
Anónimo ha dicho que…
No se me enamoren mucho de San Francisco, de lo contrario no querrán volver a NYC!!!!!
¿Cómo hago para colgar una foto en tu blog?
Besos,
Celia (ya llegamos de Grand Cayman)

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