90 años a cuestas
Nació hoy hace 90 años. Son muchos. Sobre todo cuando se cambia tanto de escenario.
Nació casi con las comodidades de una princesa. De pequeña dicen que sólo quería salir de casa si su padre le ponía el coche y el chófer a su disposición.
Pero al parecer no fue una niña caprichosa ni mimada.
Se casó con un hombre de origen humilde que logró convertirse en un hombre de "éxito". Uno de esos "hombres hechos a sí mismo" capaz de salir de un hogar de 6 hermanos de una ciudad de provincias.
Tuvo 4 hijos. En dos tandas. En la primera quizá la vida sonreía, para los dos primeros había colegios de pago, casa en la playa, asistentas y coches.
Para los dos segundos nada parecido a ello, sólo los vestigios que se encontraban en la casa de lo que había sido y jamás volvería a ser.
A pesar de no se ni habilidosa en la cocina, ni en las labores de la casa, que estaban garantizadas por el dinero, en su momento supo ponerse al pie del fregadero y de la montaña de ropa sucia.
Sin quejarse. Jamás la oí quejarse por nada. Y levantarse a las cuatro de la mañana para hacer una cola para traer el pan a casa.
Hasta ahí, una vida dividida en dos mitades totalmente diferentes. De tener un hogar con todo garantizado y un hombre que disfrutaba activamente con sus horas extras con la familia, llegó la época en que ese hombre pasaba la mayor parte del tiempo entregado a una absurda Revolución , en la cual creía. Ella suplía el papel de proveedora de todo tipo de servicios para la familia, además de educar a los 4 hijos.
Los primeros recuerdos que tengo de ella, eran de total libertad. Si bien es cierto que la mayor parte de las veces me contentaba con sentarme en un rincón con algún artilugio mecánico o un libro, aunque no supiera leer, su mirada no iba mas allá a si me veía bien. Veo esas madres que corren constantemente detrás de sus hijos.
Nunca vi eso en ella. Siempre les dejó hacer, quizá aprender esas experiencias vitales que también pueden hacer daño.
Sus únicas aficiones conocidas eran leer, viajar, visitar casas en venta que quizá no iba a comprar y lacuarta y mas inusual, fruto de la necesidad, era arreglar todo tipo de artilugios eléctricos o mecánicos de la casa. Esos, que junto al capitalismo se marchaban poco a poco y había que hacerles durar el mayor tiempo posible.
Recuerdo que muchos años mas tarde, cuando yo vivía ya en Madrid, y ella pasaba un año si y otro no conmigo, llegué del trabajo y me la encontré con 70 y tantos años ya, metida en la bañera tratándo de arreglar un grifo que goteaba.
Y no es que quizá no supiera que eso podría arreglarse llamando un fontanero, es que además de la ayuda que me podía dar estoy seguro de que para ella era una diversión.
Creyente si, ferviente devota de Dios, pues casi lo pondría en duda. Mientras su hermana, con quien comparte casi toda su vida desde hace 30 años reza el rosario, ella hojea un libro o mira la televisión.
También no sé si yo lo sé todo. Si es que he sido capaz de comprender cómo es. He observado, con la rutina de los días, pero a pesar de su elocuencia al hablar siempre hay algo que ha quedado detrás de su innata inteligencia.
Yo mismo me sorprendía cuando comencé a escuchar las polémicas sobre el aborto en España. La recuerdo hablar de ello con toda naturalidad con alguna amiga o vecina. Nunca se escandalizó por ninguna conducta "socialmente reprochable". Creo que siempre le daba un grado de comprensión a aquella mujer de la que hablaban por sus múltiples amantes. O simplemente dejaba que la libertad fluyera sobre todos.
No sé si eran los sorbos de mojitos que le daba su padre cuando apenas tenía tres años.
El se sentaba en el patio de la casa, se fumaba un puro y compartía algo del mojito que tenía con su hija sentada en las piernas.
A veces no logro comprender esta civilización que nos hemos inventado ahora, con muchos excesos a veces y muchas represiones en otras, la vida es algo mas calmada... llena de matices y colores. Y paz y libertad para todo el mundo.
Su tercera etapa en la vida comenzó cuando murió el compañero de su vida. Ese con quien quizá discrepaba privadamente pero que nunca vimos contrariarle en público.
Mi padre murió y entonces vi su pena por primera vez. Nunca fue dada a grandes expresiones emotivas.
Mi padre murió y poco a poco todos los hijos abandonaron el país.
Después de tres años de marcharme, vino a verme.
Su rostro en el aeropuerto, muy delgada y demacrada, pero con los mismos ojos que había visto desde pequeño.
Su emotividad cambiada. Hay momentos en que ya no puede aguantarse, después de una vida sin demostraciones afectivas. Sin aspavientos, pero muy muy sentida.
Comenzaron años en que me las traía a vivir a Madrid a vivir durante un año (el período permitido por el gobierno cubano para poder regresar a su país y que además de poder regresar, no olvidar que el regreso definitivo a Cuba esta prohibido después de un año fuera, no le confiscaran su casa)
Y así iban y venían. Ella y su hermana. Mi tía, de 92 años hoy.
Muy diferentes. Siempre replicándose. Nada parecidas, pero indisolublemente unidas por una soledad común y ese sentimiento de pertenencia que ya no se da en mi generación.
Hace unos años torcimos sus vidas, las encadenamos a nosotros y las hicimos abandonar el sitio donde nacieron, pero donde ya no podían vivir sin esa misma mirada necesaria que echaba sobre nosotros cuando pequeños dejándonos hacer. Ahora éramos nosotros los que necesitábamos verles, a salvo.
A veces se queja por la tarde de que no le llamo por las mañanas. Ya no le hago recordar que así estuvimos sosteniendo el mismo diálogo en la mañana.
No podría hablar mucho más de ella, o quizá si. Necesitaría mucho mas tiempo del que creo que tenemos para conocerle mas, lo que si estoy seguro es de que no haber vivido esta vida, haber sido mi madre y nacer tantos años antes, hubiese sido una inteligente, divertida y muy buena amiga.
Comentarios
Parece una mujer con mucho caracter por lo que cuentas.
Me ha recordado a mi abuela(105 años los proximos, en Abril) cuando dices:"Nunca se escandalizó por ninguna conducta "socialmente reprochable".
Esa generacion era mucho más abierta que las posteriores.
Un abrazo para ti y dos besos para ellas.
Increible el amor de las madres por sus hijos y muchas veces (lo digo por mí) no sabemos agradecerlo.
Un abrazo
pero ¿alguna vez le decimos lo mucho que estamos agradecidos?.
Este texto realmente es una muestra de amor y agradecimiento.
Felicidades a tu madre.
Besos a los dos.
Me da gusto haberlas conocido.
90 años son muchos años.
Que suerte tienes Alberto.
Que cumpla muchísimos más.
Saludos.
Todavía conserva ese aire de dignidad de quien ni los reveses de la vida han sido capaces de hacerle perder su amor propio.
(intuyo)
Lo que más me asombra de esas generaciones es la capacidad para asumir los cambios con esa fortaleza y sin desesperación.
Hoy sería impensable no lamentarse cada día.
Es curioso como según vamos viviendo no damos a muchos sucesos (por implicación) el carácter extraordinario que en realidad tienen.
Quizá sea el papel de los descendientes el saber valorar y de paso perpetuar su memoria.
Y eso no sabe hacerlo cualquiera.
Muy buena historia.
Un beso.
También me recordaste a mi madre, que siempre me ha sorprendido con su tolerancia. Aún lo hace.
Hoy ya es tarde. Mañana la llamaré para decirle que la quiero. Gracias por recordármelo.
Besos
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Felicidades a ella y a ti por tenerla.
Besos
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