Saber volar


Hace poco escuchaba la entrevista a Amin Maalouf, premio príncipe de Asturias 2010. Como creo que este escritor viene siendo como el filósofo que necesitamos en asuntos de inmigración y cultura, puse mucha atención a todo lo que decía.
Muchas de sus ideas ya las había leído en "Identidades Asesinas", un libro que recomiendo encarecidamente a cualquiera que trate de comprender qué significa emigrar y qué actitud debemos tener inmigrantes y receptores ante la inmigración. Una sana reflexión sin ponernos violentos o reclamar con gritos los derechos de unos y otros. Posiblemente todos lo estemos haciendo mal, o más bien, no todo lo bien que podríamos. Y la prueba es de como con la inmigración se trata de justificar el agravamiento de la crisis (los emigrantes van mucho al médico, utilizan mucho las prestaciones por desempleo). Siempre es mas fácil echarle la culpa al "otro" o a los "otros".
Hace algún tiempo escribí una entrada sobre otro de sus libros, "Orígenes", que ejemplificaba con la historia de su familia el largo camino de la inmigración.
Pero dejando un lado todo esto, que quizá merece otro post, me llamó la atención las reflexiones sobre el viajar y sumergirse en una cultura, en un país o simplemente en un escenario diferente. Viajar significa también cambiar de escenario.
Entre las observaciones de Maalouf, se citaba creo que a Voltaire (a pesar de ser una entrevista interesante no fui capaz de encontrarla íntegra), que decía que para viajar había que dejarse en casa a sí mismo, para poder convertirse en el otro. Dejar atrás los prejuicios, las costumbres e incluso "comodidades" de lo conocido, lo acostumbrado, eso que nos hace parecer de una sola pieza, sin mezcla.
Y es que pensando sobre todo eso llegué a la conclusión de que todo tiene que ver con la propiedad de reinventarse a uno mismo y sacar de sí todas esas cosas que también somos aunque apenas nos reconozcamos en ellas.
Y es que en este aprendizaje continuo que debe ser la vida, merece la pena saber de ésto y de lo otro porque así sabremos más de nosotros mismos.
Si tuviera un hijo creo que le inculcaría ese afán de superación, entendiéndose por ello la superación en el saber, y si es posible, profundizar. No hablo de las típicas ambiciones de una carrera profesional en toda regla, aunque debo de reconocer que es la vía mas segura para que cualquier joven adquiera conocimientos. Pero para mi sorpresa observo que cuando más bajo es el perfil intelectual de cualquier trabajo de un joven, mas sumido estará en el desconocimiento (no necesariamente de la vida) sino de cualquier disciplina (¿? qué poco me gusta esa palabra!) que expanda su mente y que además sea de provecho a cualquier comunidad. Y es que se trata de eso, sociólogicamente hablando.
La tan llamada generación ni-ni, será en su gran mayoría un fracaso de nuestra educación, ya no por no brindarles un trabajo para su realización personal, sino porque no sabemos trasmitirles el afán del saber, ya sea sirviendo copas en un sitio o trabajando en una portería. El conocimiento humano va mucho mas allá que el puesto que se desempeña.
Además de esos "ni-ni" existen otros que se han conformado con trabajos ya no sólo mediocres, sino que cortan de antemano cualquier perspectiva de desarrollo intelectual. O para decir algo mejor, propiamente dicho, algo que les haga hombres de conocimiento, no pretendiendo con eso que todos sean intelectuales.
Hay que huir también de esos trabajos que hacen una existencia cómoda, sin mucha responsabilidad, poco salario, pero justo para vivir en casa de mamá y papá...
Sé que no es fácil. Sé que además les tocó la peor forma de independencia... ¿pero era la España de la posguerra un sitio donde venían a ofrecerte un trabajo bien remunerado a la puerta de tu casa?.
Y seremos nosotros los culpables ya no sólo de no proveer de empleos a esos jóvenes, sino también por no trasmitirles la ambición por el saber, el desarrollar el potencial que les da lo que estudiaron y que se frustró por un mal empleo y ahí se rindieron.
Que se rindan los mayores de mas de 30 años trabajando es comprensible (y aún así ocurre menos), pero que se rinda alguien que no ha comenzado aún se me antoja una pataleta ante las primeras dificultades de la vida.
Tengo amigos que con un título de FP y sin trabajo, que se montan 3 ordenadores en una casa, una página web y se ofrecen para lo que se presente. Y siguen buscando algo más interesante. Persisten y terminan repasando a chavales que aún estudian, y cada día salen una y otra vez para ver dónde pueden arañar. Ésos saldrán enriquecidos aún en el mal tiempo que tenemos.
Hay otros que se contentan con apenas un trabajo temporal, en algo muy por debajo de sus posibilidades y no buscan más. Sólo esperan a que un nuevo trabajo precario y que no les aporta nada intelectualmente toque a su puerta.
Así tampoco se llega a ningún sitio. A pesar de la crisis.
Y no es imposible salir de ello. Casi nada lo es. Si no, que le pregunten a todos los países latinoamericanos donde se vive en una crisis perenne. Y la gente lucha por generar su parcela de conocimiento y aportar algo más, incluso desde cualquier puesto humilde.
No hay que conformarse con tener alas ... hay que volar.

Comentarios

Ivelisse ha dicho que…
Alberto, como siempre, me encanta leer lo que escribes.Te voy a tomar prestada la última frase y la voy a publicar (dándote crédito, por supuesto). Un beso desde Miami, Ivelisse
Elepetea ha dicho que…
Eso de "dejarse en casa a sí mismo, para convertirse en el otro", es desgarrante. Yo aún tengo que ir a buscarme a cada rato.
JOAKO ha dicho que…
Esto de los Ni-ni´s es un subproducto de la sociedad del bienestar, es la consecuencia de varios fracasos previos, el de la educación (no solo de ellos, también de sus padres), el de la sociedad que les sostiene en lo básico de sus necesidaes, comen, duermen y tienen su conexión a internet, con conseguir los 30 euros necesarios para el botellón...¿qué más necesitan?, si como bien dices no tienen hambre de conocer, el autentico problema es cuando se despierten a los 35 y reclamen su pedazo del pastel, y que cuando les digamos que para hacerse con una parte hay que tener conocimientos ellos dirán que no se lo habíamos dicho, entonces les diremos que deberían haberlo aprendido, y replicarán que no les enseñamos a querer conocer...el resultado es que un subproducto residual está creciendo a niveles de problema, aún hay más jóvenes que se preocupan de su futuro y de conocer que de ninis, pero el aumento de estos es muy preocupante.Supongo que para un inmigrante son una bofetada en plena cara.
Juncal ha dicho que…
¿Qué te podría yo contar que no sepas?
Volar
¿Volar? ¿Con unas alas atrofiadas por falta de un entrenamiento que no han recibido? Ellos creen que caerán, el mundo les da vértigo. El mismo que les ha sido puesto en bandeja y ahora les reclama un esfuerzo que no conocen y una ambición personal de la que están carentes. Sus ambiciones siguen limitándose a la subsistencia indolora y parasitaria. Pero somos nosotros (algunos)los que hemos creado esta situación confundiendo un estado de bienestar familiar(donde nosotros nos hemos aplicado el papel de Estado que "provee ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de los habitantes" de ese pequeño país de puertas adentro.
Parecería una cadena de obligaciones y responsabilidades de más a menos. Todos en algún momento hemos tenido la impresión de que alguien por encima de nosotros debería sacarnos las castañas del fuego.
Y en esa dinámica sigue la rueda.
¿Mecanismos de protección?. De anestesia, sin duda.

Que pases un buen fin de semana, desparasitado Alberto. ;-)
Un beso.
Fa ha dicho que…
Leyéndote se me agolpan varias ideas en la cabeza. La primera es la necesidad que tengo (hace tiempo) de dejarme en casa :). Me dan ganas de releer Origenes (pero creo qeu me pelearé primero con ese Identidades Asesinas que recomiendas).
Yo no quiero que Maria se caiga. Creo que las madres acabaríamos haciendo cualquier cosa para evitar el sufrimiento de un hijo, pero también sé que eso no la va a beneficiar. Una acaba educando más o menos como la educaron a una. Y el invento no salió tan mal. Intentaré corregir algunas cosas de mis padres, pero se repiten las historias.
Sí, creo que tienes razón: no vale sólo con tener alas... hay que saber volar, pero para eso, primero hay que quererlo.

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