Consumir emociones


Esperando esa llamada para una conversación inteligente que nunca llegara. Acaso falta gente con más de uno o dos pensamientos únicos que se salgan del gran drama nacional (el paro no, Belén Esteban desde luego).
Me instalo en el otoño de Segovia hoy, que se puede estar al sol (de otoño), mi copa de vino, mis cigarros y este ordenador.
Miro hacia las hojas que caen...y ya, esta, perfecta temporada para recogerse y pensar...nada muy profundo, quizá algo divertido o algo de la vida de los demás cuando la de uno mismo ya se reconoce como más que pensada.
Es tiempo para volver a las ciudades también. En el campo apenas si se mueven los árboles, susurran tan bajo que no les puedo entender. Los animales se retiran al resguardo y apenas se ven paisanos caminando en la carretera o en calle del pueblo.
Fue una suerte que el boom inmobiliario estallara cuando comenzaban a construir y destruir el pinar. Y mi pensamiento egoísta se regocija de haberse quedado aquí, solo, con apenas 4 amigos a quienes nunca le intereso si el valor de sus casas subiría o si la iban a poder vender y sacar algún dinero...para que ? Quizá ese tipo de gilipollas social entre los que me encuentro, que siempre se acomoda a lo que tiene y aun le sobran cosas. Consumes y sabes que no eres ni serás más feliz que 5 minutos antes, pues ya tenías lo suficiente para comer o vestir.
Si me considero un consumista de emociones. De viajes y paisajes de gente que pasa delante de mi, y yo dispuesto a que dejen alguna huella. Por eso vuelvo a NY a finales de este mes. Y a Chicago, donde nunca he estado. Las plazas llenas de granito de Madrid me sugieren pocas emociones (y alguna muy malas vibraciones) y la charla de sus gentes se retransmite cada Dia en Telecinco.
No quiero consumir esas emociones ajenas, esas falsas que a ninguno nos toca y que forman parte de esa gran maquinaria de hacer dinero.
Esto del consumismo es jodidisimo. Una maquinaria infernal por la cual nos dicen que todo marcha (no sabemos a donde, pero marcha). Y no es que lo ponga en duda. Es que a veces me harto de lo que me dan. Conozco otro consumismo. Recuerdo cuando hace mas de 20 anos en Cuba teníamos lo que nosotros llamábamos el "Año del Consumismo". Consumismo del "Con su mismo pantalón, con su mismo plato de frijoles, con su mismo cepillo de dientes". Es decir, que te la apañabas con lo mismo durante anos y años. Y no siempre (o más bien casi nunca)era bueno eso.
Recuerdo en mi casa una nevera Westinghouse del año 1950, o una lavadora de 1955, o los jabones que mi madre guardo durante casi diez años debajo de la escalera y que apenas hacían espuma cuando los usamos, racionándolos de poco a poco. Hablo de cosas que te acompañaban durante 30 o 40 años. Porque eran insustituibles. Pero lo terrible no era esas (que eran una maravilla de la durabilidad), sino las que quedaban en el camino y nunca las volverías a ver. O las que pasaban de mano en mano, la ropa de mi padre a mí hermano mayor, de el a mi y de mi a mi sobrino. Pensado así aquello tenia un encanto romántico, pero en la practica era de un humor negro terrible.
Recuerdo una observación que resulto casi como un experimento sobre mi mismo. Descubrir de pronto que uno puede ser otro. O mas bien que ahora eres el mismo con otras necesidades.
Cuando llegue a España, recuerdo que compraba para desayunar el cereal mas barato que había. Unas hojas de avena del super de Día. El vino del tío de la bota, de tetrabrik, era un vino que me gustaba. Al año de vivir aquí, y ya en una posición económica un poco mas desahogada solo compraba cereal Cheerios (que era el que me gustaba) y otras botellas de vino se sentaban a mi mesa. Fue entonces cuando me sorprendí de mi "evolución" ;sabia que el milagro había sido realmente tomar algo por las mañanas.
Uno es una animal de costumbres, pero cualquier circunstancia puede hacer adaptarnos a casi cualquier cosa. Lo vi. en toda la historia de mi familia y lo he experimentado en mi. Da igual que vayas hacia atrás (atrás?) o hacia adelante (adelante?) siempre terminaras acostumbrándote y sacaras partido de ello.
Pero cuando lo que necesitas es libertad, emociones o ilusión debemos mover el culo para encontrarlas. Es tan importante como el desayuno de la mañana. Cuando el entorno te puede, muévete y busca allí donde aun no has registrado. Hay un resquicio donde se agolpan esas cosas que son las que hacen la vida... mucho mas allá que la que se ve en Telecinco.

Comentarios

ZoePé ha dicho que…
Moverse por las emociones, es la mejor manera de hacerlo, creo.
Leo tu post, cuando apenas abrí los ojos hoy domingo y me dan ganas de llamarte.
Imagino las hojas cayendo, mientras las miro por la ventana, porque afuera no salgo con el frío que ya debe haber, allí en tu casa de Segovia.
Buenso días, Albertico.
Un beso.
Juncal ha dicho que…
Claro. A mí me parece más inteligente ser capaz de que la rueda no te devore y que no acabes doblegándote ante la batuta que dirige la que parece la única meta razonable : $$$$$ y sólo $$$$ con el único objeto de $$$$.
Y mientras $$$$ uno va perdiendo las otras ilusiones, que por lo general son gratis,y va restando valor a lo que debería de importar. Pero... ¿cuándo nos damos cuenta de ello? . Cuando demasiado tiempo se ha consumido en esa dinámica??
Cuando hemos probado por fin la miel de la seguridad??
Parece casi ley de vida, como si estuviese escrito a dictado en algún lugar del proceso de maduración.
Bueno.Mejor tarde que nunca.
Mejor abrir los ojos y calibrar donde está el bendito punto medio entre el conformismo y la ambición. El bendito punto medio que solamente abre sus puertas a la voluntad de querer vivir mejor, que no vivir con más.
Y como se vive mejor ??
Creo que cuando llegas a la convicción.
¿Y cuando llegas a ella?
Creo que cuando has conseguido acercarte a aquella meta y decides que si eso era todo, es hora de regresar al camino de las pequeñas cosas. Las que ilusionan, las que llenan,las que consiguen una emoción que vale más que la cartilla de ahorros de toda una vida.
Pero y si no llegásemos a esa conclusión por experiencia propia, tú no crees que sentiríamos que algo podía quedar pendiente?
Y no podría eso enturbiar en cierto modo ese encanto de las cosas +/- sencillas?
Un sueño pendiente a veces limita el campo visual de la realidad. Igual vale más acercarse y retroceder que vivir pensando en lo que pudo haber sido y no fue.
Y a partir de ahí... a disfrutar que aún queda tiempo.

Un beso otoñal.
JOAKO ha dicho que…
¡Tremendo post mi helmano!
M eha gustado mucho como alguien con experiencia habla del consumismo desde las dos orillas (esto es literal y figurado), y como al final somos todos tan parecidos como distintos, esos que ven telecinco y no cambian su vida por revalorizar su vivienda o esos que especulan y reniegan del gasto en colonia, o viceversa o como es mi caso,que siempre estoy pensando en dejar de consumir cocacola y beber agua (mentalemente la cola no me gusta) pero nuca lo hago, y así con cientos de pequeñas cosas superfluas con poca satisfacción en su consumo...pero como bien dices, a veces la costumbre es tan fuerte que nos imbeciliza.
bambu222 ha dicho que…
Esa escasez que cuentas también la hemos vivido en España, no hace tanto y hay muchas familias que no llegan afinal de més,mucha gente buscando en la basura para comer algo;algo está descompensado;se pasa de un consumo exagerado a no tener dinero para consumir,pero como tenemos recursos espero que empecemos a valorar lo que es gratis,que son muchas cosas y muchaS actitudes.Disfruta de Segovia.Abrazo.
Alís ha dicho que…
Nueva York, Chicago... parece un buen plan.
El caso es moverse, a donde haga falta, por poder consumir emociones. Me gustó eso que dices, porque es en lo que alimenta el alma en lo que vale la pena invertir. Tiempo, dinero y, sobre todo, dedicación.
Somos animales de costumbres, eso también es verdad, y es más fácil adaptarse a una mayor abundancia que a un supuesto retroceso. Pero cubiertas las necesidades básicas (estar alimentado y vestido), son las necesidades del espíritu las que requieren más atención.

Me hiciste recordar muchas cosas de mi infancia, así como conclusiones a las que llegué no hace tanto aunque las intuí desde siempre.

Besos
Sila ha dicho que…
leerte me ha hecho ir rememorando situaciones, leía y escribía en mi interior...

Recuerdo una triste tarde en la que fuí al tanatorio pues había fallecido repentinamente la hermana de un ¨amigo¨, era una escena sumamente dolorosa ya que la chica solo tenía 23 años y dejaba una huerfana de 3 ya que la madre, la fallecida, era a la vez vida... todo un drama.. al ver a mi amigo me dirigí a él ( le acompañaba su esposa) les dí un beso y nada más pude decir, ni dije ya que en cirsuntancias como esta, no sirve decir, te acompaño en el sentimiento ya que eso es mentira, nadie acompaña a nadie en ese dolor.. 3 minutos pasaron, no más, cuando los dos sonrientes
y felices me dicen, sabes, Sila, nos hemos comprado un chalet en Torrevieja, nos ha costado 25 millones es precioso, etc etc... si me echan un jarro de agua por encima, me hubiera quedado
congelada, sentí un gran vacío y no pude gesticular ni emitir palabra mientras ellos seguían explicándome lo referente a su nueva adquisición.. Mis padres emigraron a Australia en los años 60, no les quedó otra si querían dar de comer a sus 2 hijos, yo llegué allí y unos años después regresamos los 5 a España a pasarlo nada bien ya que aun no se había mejorado la situación en el país, viví situaciones con los ojos de una niña que solo sabe ser feliz con lo que tiene y con el amor que le ofrecen sus seres queridos, pero aun así sabe que algo falta. El el 71 nos marchamos todos otra vez y pasé de vivir en una vivienda casi infrahumana a una casa completa con jardín y todos los beneficios que Australia nos brindaba, pude comparar aun con 8 años, que había diferencias sociales, económicas, culturales... aprendí Ingles, fui feliz pero pensaba en como se vivía en España y lo mal que mis familiares de allí, lo estarían pasando. En el 75 regresamos a España definitivamente
yo tenía ya 12 años y ya todo había mejorado y mis padres pudieron empezar a vivir algo más desahogados. Actualmente
se que soy como soy gracias a haber vivido mi niñez de aquella manera en España, con carencias y habiendo pasado ¨calamidades¨ junto a mi familia, se apreciar lo que tengo pero ello no me hace sentir más feliz, soy feliz por haber compartido mi vida con mi familia en toda circunstancia y haber podido subsistir a su lado con el mejor de los alimentos; el amor y la unión. Todas las fatigas que he pasado, aunque como digo, vistas y vividas con ojos de niña, han hecho de mi la persona que soy hoy, y no quisiera haber vivido de otra manera, si el resultado actual, hubiese variado por ello.
Sila ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan J. Michelini ha dicho que…
Hola Alberto.
Me ha encantado el post, y te sorprenderá saber que lo leo desde Victorica... ya sabes de qué se trata.
Me estoy dando un atracón de emociones, pero todavía no sé si me hacen bien o mal. Es parte de mi itinerario, buscar y buscar, como decís. Supongo que algún día encontraré ese rincón donde se agolpan las cosas importantes.
Un abrazo.
Anónimo ha dicho que…
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