La vida virtual

¿Habéis imaginado alguna vez, que en lugar de ser ese tío que aparece en la foto de mi perfil o en algunas de las fotos de los albumes de viaje que hay aquí fuese una viejecilla de 80 años?
¿Creéis que eso no es posible?
No les voy a engañar...es posible, pero no lo es. Sigo siendo el mismo tío barbudo y algo ya canoso que véis en las fotos.
Todo esto a propósito de algo que he llamado "la vida virtual". Que no tiene nada que ver con el cyberespacio y es muchísimo mas antiguo que él y tan frecuente que quizá todos hemos conocido a alguien (con o sin saberlo) que tenía una vida virtual.
No me refiero a alguien que se inventara alguna mentira o que fabulara de las cosas que hizo o que vivó, aquellos que normalmente llamamos "Antoñita la fantástica". No me refiero a esos, sino a esas personas que llevan la vida de otras dentro de sí, que están rodeadas de otras personas imaginadas por ellos y que además les suceden cosas aparentemente ajenas a ellos mismos.
He conocido varia gente así, con esa "cualidad" mas o menos acentuada, pero el caso mas impresionante lo viví muy de cerca cuando apenas comenzaba la universidad.

Tenía una compañera de curso llamada Libertad. Libertad era uno de esos espíritus libres que tenían su propia ley y moralidad y aquello era algo que me fascinaba y que me atraía enormemente.Como ocurre comúnmente, ese tipo de gente suele provocar rechazo y a veces una especie de envidia, que lleva a criticarles. Mas que Libertad, le llamaban Libérrima.

Así se fué haciendo una buena amiga y yo aprendía a su lado de cómo lo que yo tenía en mi cabeza era mucho mas válido que las normas que imponía la sociedad que me rodeaba, independientemente que por un problema de convivencia tuviese que acatar las normas de la mayoría.
Libertad era una chica de veintimuypocos años que se había especializado en tíos casados.
Poco a poco me convertí en su confidente, supongo que ella percibía que yo no le juzgaba, y que de hacerlo, lo hacía dándole suficiente derecho a vivir la vida que le viniese en ganas.
Una vez conoció a un tío de quien extrañamente se enamoró con mucha mas pasión que lo que acostumbraba.
El tío la desconcertaba. Tenía una mujer y tres niños pequeños y pasaba horas contando de su vida familiar, de sus problemas domésticos, y ello lo llevaba al mas ínfimo detalle, como relatar la caída del niño mayor y las magulladuras que había sufrido. Todo aquello con nombres, apellidos, direcciones de la escuela, de su casa ...una vida mas...
Lo que mas le desconcertaba a Libertad era el nivel de detalles que utilizaba aquél hombre, a quien se le suponía en una relación extramatrimonial clandestina, donde al menos inicialmente los tíos tenían bastante reservas. No sólo por la vunerabilidad que puede tener alguien al dar toda esa información, sino porque Libertad suponía que eran los tíos que buscaban esas relaciones los que querían escapar de todo ese entorno familiar que él recreaba una y otra vez.
Lo segundo que le llamaba mucho la atención era que a pesar de ser un tío con tantas ocupaciones familiares, pasaba horas y horas con Libertad, y el tiempo transcurrido parecía importarle mas a ella que a él.
Cuando ella me contó todo eso, pensando que quizá debería romper aquella relación porque no quería asumir la responsabilidad , en el caso de que aquello fuese a mas, de una ruptura familiar de un tío feliz y satisfecho. Por otra parte, ella dudaba de si quería seguir involucrándose en algo que le llevara a demandar más de aquél hombre, aunque hasta el momento, era ella quien le animaba a no descuidar a su familia.
Recuerdo que se me ocurrió como un chiste, me pasó por la mente como algo fugaz e imposible:

- ¿y si en realidad no existe tal mujer ni tal familia y además este tío no es un veterano de la guerra de Angola como dice?
- No puede ser- dijo Libertad - Los tíos mas bien hacen lo contrario, suelen estar casados y pasan por solteros. Además, qué sentido tendría hablarme de toda la familia, mostrarme las fotos, contarme del colegio donde asisten a clases sus hijos?
- Hagamos una cosa- le dije. Dile que no sabes por qué dudas de todo. Y que quieres ver a sus hijos de lejos, que te lleve a su escuela, que les saque al portal, que no es necesario que te los presente, pero que le quieres ver.
Libertad estuvo de acuerdo, quizá mas intrigada por hacer algo que podía salirse de todos los esquemas establecidos.
A los dos días apereció por la universidad y me dijo:
- He venido a contarte toda la historia. Sólo pienso contártela y marcharme a casa, llevo dos días acostada y no me apetece salir mas- y continuó:
- Le ví hace dos días, le planteé que quería ver a sus hijos y me mostró una foto. Le dije que ya esas fotos las conocía, que quería ver mas. Me trajo dos fotos más y le dije que quería verlos en la escuela. Le pedí que me llevara alli. Estando en el coche delante de la escuela, se bajó, fue hacia la entrada y allí se echó a llorar.
-¿no existen esos niños? - preguntó Libertad -Y él entre sollozos respondió que no.
- ¿y tu mujer?
- Si,mi mujer si,claro
- Llévame a tu casa, te esperare en la esquina.
Delante de la puerta de la casa aparcó, se bajó y abrió la puerta. A los pocos segundos salió de nuevo.
- No está- dijo
- Llévame delante de alguien con quien puedas hablar de tu mujer, llévame a casa de tu madre.
Y allí fueron. Le presentó como una compañera de trabajo. La conversación con su madre no acababa de tener una línea que mencionara a su mujer.
De prontó, Libertad asumió el mando y cansada de esperar con prudencia le preguntó directamente a la señora:
- ¿y la mujer de Carlos puede aguantarle así de inquieto todo el día? porque en la oficina no para...
A lo que la buena señora respondió..
-.. ¿la mujer de Carlos?... Pero si aún no ha encontrado a una novia que le soporte...y añadió- cuando te ví pensé que podías ser tú quizá la primera que me diese esa alegría.
Libertad se despidió como buenamente pudo y corrió hasta el autobús que pasaba.
No quiso ver a aquel tío de nuevo.
Recuerdo una conversación con ella algún tiempo después y mis palabras:
- Creo que le debiste dar una oportunidad. Quizá no como amante, pero sí debías haberle dado la oportunidad como persona. Quizá él necesitaba aquella mujer y esa familia mucho mas que lo que necesitabas saber tú de todo aquello.
- Seguramente- me dijo.

Todo esto me ha venido a la mente a raíz de una película que ví ayer, The night listener. No es una gran película, pero me gustó y me intrigó mucho saber que está basada en una historia real. Quizá merecería la pena escribir otra entrada de por qué alguna gente se puede comportar así y hasta en algunos casos goza de bastante popularidad como es el caso de "Second Life"