Qué bonita es Barcelona

El fin de semana pasado estuve en Barcelona, o Barna, como a mi me gusta llamarle, pues me trae recuerdos de la antigua Europa del este, a pesar de que Barcelona no se parezca en nada.

Apenas fue un parpadeo de una larga mirada que me apetecía echar.Tengo unos recuerdos muy vívidos después de mi segunda visita allí, por el año 93 (la primera fue cuando las olimpiadas, pero esa no vale). Entonces tenía allí dos amigas que hacía años que no veía. Una me descubrió el barrio de Gracia, que en aquella época no era un barrio de moda, sino simplemente un barrio popular. La otra amiga vivía detrás de la iglesia de María del Mar, justo detrás de la iglesia, donde comienza el Born

Llevaba casi dos años en Madrid, y la visión de las palmeras, sentir el olor a mar, la ciudad me movía casi a llorar de alegría. Después fui muchas veces, casi todas por trabajo. Incluso estuve trabajando en un proyecto con la UOC y me quedé un mes.

Mis compañeros de trabajo eran majos, sin excederse en quedar a cañas o salidas, pero estaba bien, eran agradables y amables conmigo. Quizá fue aquella vez que noté que efectivamente Barcelona era más "europea" que Madrid, su gente mas recatada y mucho mas uniforme.

El sentido del gusto barcelonés me parecía refinadísimo. Acababan de celebrarse las olimpiadas, y cada detalle de la ciudad, no sólo el mobiliario urbano, sino hasta los escaparates de las tiendas, estaban cuidados al máximo, con un real buen gusto. Te recordaba cuando visitabas París incluso casi cualquier lugar de Francia, donde el diseño no se descuida, y al mismo tiempo destila una calidez especial.

El modernismo barcelonés puede que sea el mayor exponente de esa corriente, perduraba más que en París y los monumentales edificios me dejaban con la boca abierta, así como cualquier detalle de un parque o de un café.

No conozco el extrarradio. Como mucho Badalona, a quien la canción de Serrat me hizo verle con un guiño de afecto, a pesar de lo horroroso de su arquitectura.

Tendría que hablar en contrapunto con Madrid, pero me niego a prestarme a ese juego de batalla entre hombres y mujeres, norte y sur, Barça-Real Madrid. Me parece un juego infantil, lleno de muchos interese políticos. Así que la comparación quedará en mí.

Este fin de semana fue especial. Fui al cumpleaños sorpresa de Celia y Miki, que viven en NY, pero que tienen su segunda casa allí. Fue una reunión de afectos, aunque apenas sólo conocía a mis amigos; sus amigos me hicieron sentir como en casa. Nos fuimos a cenar a un restaurante (que recomiendo), en Les Gunyoles (Penedés). A pesar de no ser un entusiasta de la comida, me sorprendieron los sabores de la comida medieval catalana, cuando no existía en España el tomate y la patata...ni el chocolate.

A pesar de un magnífico fin de semana en Barcelona, me quedé con la añoranza de la Barcelona que conocí. Con menos turistas, menos puesta, con barrios populares que se han convertido en la moda, el diseño, el producto para exportar. Barcelona perderá la gracia?. Hoy he leído una entrevista en el País, de alguien, que se empieza a hartar del asunto...