Entre dos aguas


Claro que me acuerdo de Paco de Lucía. Era una de las cosas que mas me gustaba antes de llegar aquí. Ahora me sigue gustando el flamenco... dosificadamente.
Pero desde que llegué tengo la sensación de estar entre dos aguas. A veces me ocurre como con el jetlag, de dura unos pocos días. Ahora me da mas la sensación de ser un estadío casi perenne.
Quizá son las noticias de la crisis, de los conflictos (sin conflicto en el gobierno) con Marruecos. Cada día me siento mas lejos de la orilla donde solía estar para ocupar un medio (que no el centro).
Eso me hace recordar un antiguo chiste ruso de la época soviética:

A una compañera del partido le preguntan a propósito de un Plan de Ratificación de Errores (vamos una purga de las de to la vida)

- ¿y usted alguna vez se ha separado de la línea del partido?
Y la pobre mujer respondía con sinceridad y temor con una voz temblorosa:
- sólo cuando el partido se separaba de la línea...?

Pero no todo es política, aunque algunos se empeñen en lo contrario.
Me empieza a molestar la bulla de los lugares públicos y prefiero sentarme tranquilo a comer un bocata a la hora de comida, con mi librito en mano. Desde que he sabido que la SGAE no piensa devolver el dinero que ha estafado del famoso canon, leo con fruición los libros que me descargo de internet. Me hacen sentir infantimente satisfecho y orgulloso.

Y hablando de cosas infantiles. Ayer meditaba en la ducha lo poco aprecio cuando alguien se autodice, o autodenomina o dicen de que alguien es "como un niño". Debe ser que la pederastia no es mi fuerte (lo contrario a Sanchez Dragó y ahora el reciente imbécil Sostres); pero también es cierto que yo me refiero a otra cosa:
No me gusta que alguien adulto se comporte "como un niño", ni que tenga la "ingenuidad de un niño" (creo que eso no es un derecho en la adultez y si una irresponsabilidad). Así que como cualquier ciudadano de a pie pido a los gobiernos, instituciones y otros seres humanos que nos tomen por lo que somos: adultos, que nos den respuestas para adultos. Y al mismo tiempo, que estos a su vez no se comporten como niños, tirando la piedra y escondiendo la mano, esgrimiendo cada día el poder de equivocarse, de no saber (el mundo es tan hostil y desconocido que pobrecillos, no?)
Siento una verdadera aversión por los adultos-niños. Me aburre la infantilez de las respuestas, las respuestas rápidas sólo a lo mas primario, las vías mas fáciles para encausar (casi siempre erróneamente) las cosas. Es como vivir permanentemente en el mundo de Disney y la verdad es que ni siquiera esa estética me gusta. Demasiados tules y lazos, demasiados rosas, y verdes pastel.
Ayer llegué a casa, ligeramente mas tarde de lo habitual. Comencé a buscar inútilmente las llaves en mi mochila. No aparecían. Y ya el portero se había marchado. No había nadie en casa y no llegaría nadie hasta pasadas las 12 o la una de la madrugada. Sentí la sensación de estar expatriado (una vez mas) de mi misma casa. Y deseé estar del otro lado del mar. Cuando estoy allí añoro estar aquí. Al final me pregunto si todos esos sitios añorados sólo habitan mi mente.

Pacientemente me subí a un autobús en busca de una casa caliente (hace frío en Madrid) donde refugiarme al menos por unas horas. Las calles semivacías con unas pocas caras anónimas de devuelven alguna familiaridad del lugar. Hace poco, justo antes de marcharme de viaje caminaba en mi extrañeza cuando de prontó tropecé con un poste. Tuve un hematoma en el ojo (el chichón aún lo conservo) durante semanas. Entonces pensé que quizá el golpe era una bofetada del entorno real para que hiciese caso y le prestara alguna atención.
No hay arreglo. Allí seguiré añorando estos lares y aquí me obligarán las bofetadas de realidad a afrontarlo.

Comentarios

Juncal ha dicho que…
Aya y ay
Que desasosiego papito... ;-)
Que no hay arreglo dices,
no me digas eso.
Que no hay quien aguante cura tan dura a golpe de postes.
Parece rara a veces la conducta de la mente. Cuando falta la libertad sabemos cual es el objetivo. Y cuando se alcanza, las opciones nos abruman tales son las dimensiones.
Ojalá pudieramos dividirnos en pedacitos y poner uno en cada charco. Aunque no sé, me temo que ni aún así bastaría. Igual no depende de un lugar en la geografía.
Lo mismo es otra cosa más parecida a un hallazgo que nos haga sentirlo como "posiblemente"definitivo.

Penelope lalalala ...

Unos besos.
Alís ha dicho que…
Creo que algo entiendo de ese desasosiego que no nos permite estar completamente a gusto en ningún lugar. Allí, porque nos falta todo lo que hemos construido aquí y descubrimos que esto ya es parte de nosotros.
Aquí, porque nos falta lo que siempre fuimos, lo que está al otro lado del charco.
Y nos boicoteamos para no estar totalmente bien ni en un lado ni en el otro, porque siempre nos faltará algo. Lógico, cuando nos hemos construido creciendo como personas en diferentes lugares.
Va a tener razón Juncal cuando dice que igual no depende de un lugar en la geografía, sino de nosotros mismos.
Y mientras tanto, mientras logramos sentirnos bien con nosotros mismos sin importar qué hay a nuestro alrededor, tendremos que andar a saltos entre aquí y allá para ir llenando vacíos.

Creo que no te hace mal viajar, te hace mal volver. Los paréntesis siempre dan lugar a la reflexión y ésta tiene sus riesgos. Pero también sus bondades. Somos más ricos que muchos otros que sólo tienen una raíz. Sólo nos falta verlo.

Besos
bambu222 ha dicho que…
Ja,ja lo del poste parece un aviso,Alberto,ahora estás aquí disfruta lo que tienes.Beso.

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