Cicerone
Me gusta que me enseñen cosas, lugares, gentes.
A pesar de que disfruto mucho viajando solo, es precisamente porque uno siempre encuentra un inesperado Cicerone que te enseña el lugar y te muestra no sólo el sitio, sino también con suerte te enseña cómo le ve él o ella, o los de allí.
Recuerdo la primera que estuve en Amsterdam, conocí a un tío, en el bar del hotel donde me hospedaba, que me enseñó gran parte de la ciudad. Curiosamente el tío en cuestión tenía un negocio propio, del cual él era el único empleado a tiempo completo y consistía en ser webmaster de una web porno.
Suena eso de tópico Amsterdam y el porno, sin embargo aquél chico me enseñó donde estaban los principales museos y gracias a su insistencia le debo haber prestado mas atención a los Rembrandt que a los Van Gogh.
En Toronto, el año pasado, encontré a una chica llamada Cindy . La conocí en la cola del autobus del aeropuerto a la ciudad, me estuvo hablando durante el trayecto que comprendía todos los medios de transporte: autobus, tren, tranvía y de nuevo autobús. En su relato me decía qué sitios eran mas interesantes, además de contarme un poco de su vida y en enseñarme dónde estaba el Chinatown de Toronto.
En Belfast, una señora nos llevó hasta el hotel después de que saliéramos de un pub y cogiéramos una cogorza con sidra del lugar. No sabíamos apenas ni la ciudad en que estábamos. En un parque cercano creí ver a una señora con un perro, me acerqué y le pregunté hacia dónde quedaba mi hotel. La pobre mujer debe haber visto las condiciones en que nos encontrábamos que se brindó a llevarnos andando a través de la ciudad durante varios kilómetros. Recuerdo que su cháchara sobre Belfast me espabiló y decidí celebrarle el perro diciéndole que qué hermoso era. Cuando me respondió que apenas tenía pelo ya de viejo y enfermo me dí cuenta de que yo no estaba recuperado del todo...
En fin, si sigo memorando, hubo muchos cicerores en los viajes. Personas cuya generosidad hacia los desconocidos me regaló entrañables momentos de vida.
Como en el amor, cuando disfrutas de lo que le haces a tu amante tanto como lo que te hacen a tí, disfruto de Cicerore cada vez que puedo. Así que cada vez que se pierde un cubano o no, amigo de amigos y pasa por Madrid, me veo paseándole por la ciudad que para mí ha perdido mucho encanto. Aunque por los blogs estoy redescubriendo esta ciudad por los ojos de otros que me empieza a interesar.
Ahora disfruto mas enseñándoles Segovia. Pero cuando mas veces hago de cicerone, es cada vez que repito viaje a algún sitio donde ya he estado fuera de España.
Como en una época tenía hasta tres reuniones mensuales en algún sitio de Europa, es relativamente fácil que vuelva a esos lugares, esta vez con alguien amigo y le muestre el lugar.
Normalmente me lo suelo currar: me busco una o dos guías, me leo acerca de los sitios por donde pasaré, me imprimo a veces algunas hojas y me llevo un mapa que me voy estudiando en cafés, parques o esquinas. Trato de que mi acompañado/a pregunte a la gente del lugar, tampoco es bueno ponerselo demasiado fácil pues entonces sólo interactúa contigo y perderá demasiado del viaje.
Este es el caso de NY. En unos días me voy y se vienen Rigo y Pichi conmigo. Rigo es veterano de ese viaje, por lo que nos abandona a los tres días y se va a los Miamis. Pichi se queda una semana y siento una ternura inexplicable cada vez que me llama y me pregunta algo del viaje y le veo entusiasmada cuando me dice que ha leído sobre algún sitio donde quiere ir.
La segunda semana la dedicaré a mis amigos de NY o de alún cicerone que aparezca esta vez.
Lo que posiblemente no sepa la gente es que el cicerone (al menos en mi condición de cicerone) disfruta tanto o mas que ellos, les observa y confronta sus sentimientos y los de ellos ante el paisaje. Yo callo a veces y espero la reacción ante un lugar y siempre me sorprendo de algo que no he visto o que no he experimentado.
Al final, después que te han mostrado las piedras, los árboles o el mar, después de haber visto lo visible, lo que queda y lo que perdura es el sentimiento que trasmitiste y que te trasmitieron. Ése es el verdadero disfrute.
Comentarios
Que envidia Alberto.
Saludos.
Y aquí lo estoy esperando. Buenos Aires es virgen es nueva para sus ojos.
Ya les contaré.
Muchos besos a tus compañeros de viaje. Gente querida, si las hay.
Uno especial pa'ti.
Ayer me tragaba los comentarios. Decía que "error". ¡¡Qué desfachatez !!
Para empezar, no se si poner :-)
o procede más ;-) .
Me alegra que disfrutes.
Y de Cicerone también.
Veo que hay gente muy sociable, generosa y confiada. Porque no me negarás que lo de la Sra irlandesa tiene mérito.
Y mucho.
Es verdad que unos ojos nuevos, una mirada diría mejor, puede ver detalles antes deapercibidos para nosotros, dando al momento, el encanto de la sorpresa.
Y también es cierto que para gente con curiosidad como la tuya, qué mejor que un nativo que ponga un sabor casero a una visión objetiva del lugar.
Ya se nota que lo estás paladeando.
Llega.
Felices preparativos y un beso.
, de los amigos, de....todo lo que se pueda disfrutar.
¡AH! ten cuidado de donde fumas, no vayas de rebelde y te pongan alguna multa por fumar en algún sitio prohibido.
Abrazos.
Un veso. Sí, así, con v. Ala.
"Aun en sus breves períodos de vida sedentaria, [...] le bastaba ver un mapa para ponerse a estudiarlo apasionadamente, y entonces, en la mayoría de los casos, empezaba a proyectar un nuevo viaje imposible pero que a veces llegaban a realizar. No se consideraba un turista; él era un viajero. Explicaba que la diferencia residía, en parte, en el tiempo. Mientras el turista se apresura por lo general a regresar a su casa al cabo de algunos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a otro de la tierra. [...] otra importante diferencia entre el turista y el viajero es que el primero acepta su propia civilización sin cuestionarla; no así el viajero, que la compara con las otras y rechaza los aspectos que no le gustan.."
Supongo que lo habrás leido, si no es un excelente libro para leer en un viaje.