La jaula y el oso. Cuento de Navidad


Se pasó las garras por la cara haciéndose daño para espabilarse. Ayer había sido un día raro, nadie había pasado por allí.Y no se refiere a los cuidadores,siempre presentes. Se refiere a esos que ya comprende, que mira con el afecto y el reconocimiento,y si a veces les gruñe es para que sepan que él está ahí. No es una mala vida para un animal casi domesticado. Ser un oso supone pensar que se es agresivo y huir de la jaula. Hace tiempo ya comprendió que la jaula es lo importante. Cuando llevaba poco tiempo en ella, varias veces trató de huir, pero siempre en el último momento apostó por lo sosegado del ambiente dentro y la distración del zoo. Al final también él era parte del zoológico. Aunque no entendiera a muchos animales. Aunque ni siquiera entendiera a la mayoría de la gente que pasaba.
Sólo empezaba a comprender a los habituales, no sospechosos, esos que, poco a poco fueron presentándose delante de aquella jaula, llenando su vida con las historias, dejando ver algo de cada uno cada día.
Pero ayer fue un día raro,nadie pasó por allí.Hoy sin embargo habían entrado niños y padres, y aunque aún ninguno de sus reconocidos amigos había aparecido, le quedaba la esperanza de que llegarían alguna vez.
Quizá lo importante también es la espera.
Como la jaula. La espera llena, inunda, promete. Ay de quien ya nada espera.
Recuerda esa pareja que viene a menudo. Ella lleva gafas oscuras y él es un tío que camina con aire displicente. Ella es la inteligencia, el fogonazo de la suspicacia.
El, bajo ese aparente pasotismo,es de los que mas mira, se ocupa y tiene para ella una dulzura quiza no perceptible la primera vez que se les ve juntos. Pero él solo vive para ella.
Después va el tío del gabán y el sombrero negro. Nunca ha visto su rostro, pero se acerca frecuentemente a la jaula, le observa. Bajo el ala del sombrero dicen palabras sin esperanza a veces, cortantes otras, pero es su voz de descreído se nota el temblor del que aún espera, del que derrocha un alma que no le cabe en el cuerpo y tiene frases de amor para esas chicas que imagina mientras vocifera con justicia que no hay tales sueños que valgan. Es un tío que viene día a día y que comparte tantos pensamientos con el oso.
Ayer pasaba esa chica triste ahora,quiza antes no,o quizá si. Esa que mira hacia todos los sitios y que le mira fijamente a los ojos.Esa que nunca dejará de mirar, es ella misma todo lo que puede aprehender.Lo sabe y lo busca. Está al tanto de lo que va y viene. Sufre a veces,pero su eterna mirada le salva,siempre habrá curiosidad en ese mirar.
El estudiante que oposita no sabe muy bien para qué. Pasa y mira rápidamente. No sabe que la vida está allá,que sólo tiene que buscar, que quizá no es bueno aferrarse a ciertas realidades laborales, locales o familiares. Hay que buscar y revolver cuándo la juventud aún nos descubre cosas.
La chica acongojada. Esa que piensa que le han caído todas las desgracias. Esa que busca un amor cuando no sabe que sólo estará dentro de ella. Que primero hay que quererse bien y aún mas cuando hay tantos motivos.Quiere dar y recibir y quizá puede empezar a darse mas a sí misma. No sabe aún los tesoros que tiene.
Y está esa enigmática figura de los velos. Esa que pasa como un murmullo de bambúes.
Esa que a la que no le falta una frase cálida.Esa que aún hoy se pasea entre pinturas y paisajes.
Y está la anónima. Esa antigua compañera de zoológico.La que le insulta jocosamente y se divierte con leerle. Esa que se pasa cuando le viene en ganas y se toma la copa hasta el fondo. Le mira de nuevo,le insulta y se ríe y le dice algo cariñoso para luego desaparecer.
El viejo zorro que se pasea fuera de la jaula es un viejo amigo. De los mas viejos amigos del zoo. Repasa las palabras que no dico porque no hay que olvidar que los osos no pueden hablar. Asiente con muchas de esas palabras pensadas y discrepa de otras y siempre, siempre deja su calidez de las viejas presencias que rememoran los tiempos en que todos corrían en manada, no importa de la especie que fuesen.
Por último y siempre están los otros.Los que se vieron. Los que se ven. Esos cuyas
caras aparecen alguna vez, de algún día de alguna semana de algún año. La mayoría en forma de recuerdos...
A todos les esta tan hondamente agradecido. Ya conforman esa vida amplia de su jaula, esa a la cual si alguna vez quizo renunciar,no pudo y ya no quiere.
Se siente feliz.
Sigue pensando en qué ocurriría ayer...apenas pasó nadie.
Se acerca un niño y apenas le entiende una historia que escucha incrédulo,porque no puede creer su exclusividad. Hay tantas historias de niños, padres,camellos y pesebres. El niño le dice que está allí, que lo puede ver con sus ojos de oso. Que sólo tiene que mirar por encima de ese árbol.
Se sube al viejo cajón que le han puesto para sus típicas bufonerías de zoo. Logra ver algo...llega a divisar los camellos, mas abajo ve tres señores que supone que son los reyes. Las dos imágenes de yeso a ambos lados intuye que son los padres y mas allá...el pesebre. Logra ver bien el pesebre, pero para su sorpresa, al mirar dentro de él ... está vacío.
Alguien se ha robado el mito. Qué suerte sólo ser un oso y no tener que comprenderlo todo.

Comentarios

Nacho ha dicho que…
Hermoso cuento de navidad.Gracias por el.
Dulces abrazos navideños.
TORO SALVAJE ha dicho que…
Genial Alberto.
Buen regalo de navidad.

Saludos.
Juncal ha dicho que…
Sí.
A veces la jaula merece la pena.
Entretiene
Observas
Captas
Supones
Elucubras
Aciertas
Yerras
Aceptas
Sonries
Acoges
Extrañas
Quieres.

FELICIDADES ALBERTO

Un beso grande grande.
Juncal.
Alberto ha dicho que…
Me resulta raro que un oso esté agusto encerrado en una jaula.
Me ha encantado.
Gracias
ZoePé ha dicho que…
Muchos besos, amigo querido.
Felicidades!
bambu222 ha dicho que…
Felicidades Alberto,tu cuento me ha emocionado.FELIZ NAVIDAD GUAPO.
Alberto ha dicho que…
Feliz año a todos, gracias por vuestros afectos
JOAKO ha dicho que…
Todos estamos en nuestras jaulas observandonos...

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