Las nuevas tecnologías

A propósito de estos días y el evento que se celebró en Madrid sobre contenidos digitales FICOD asistí a una charla que daba un representante de una muy grande casa editora de nuestro país.
Como en parte tiene que ver mucho con mi trabajo, además procuro estar al tanto de las nuevas tecnologías y que recientemente me he comprado un ebook, o mas propiamente dicho, un libro electrónico, asistí al evento.
Debo declarar que a mi me gustan los libros. Me gustan los libros de papel. Me gustan las carátulas, la textura del papel, el olor cuando es nuevo e incluso el olor cuando se hacen viejos en las estanterías de mi casa. Me gusta a veces anotar alguna tontería y meterles marcadores inverosímiles que generalmente proceden del lugar donde he estado leyendo el libro. Así tengo libros con papel de fumar comprado en Ámsterdam, estampitas de vírgenes de alguna iglesia de Roma o esas pequeñas tarjetas de publicidad de sitios de streaptease en Berlín. Además completan mi colección papeles de adivinos africanos recolectados en el metro de Madrid.
Que nadie saque conclusiones de todo este catálogo: suelo marcar los libros con cualquier cosa y todas me parecen buenas a pesar de que no representen mis aficiones.
Comprar un libro electrónico , lo decidí, cuando casualmente me encontré con un par de facturas de lo que había leído este año. Pensé en mi bolsillo, pensé en los árboles del planeta y pensé también las pocas bibliotecas públicas (o casi inexistentes) que tenía a mi alcance.


Pues bueno, estaba yo allí, oyendo a aquél señor en cuestión, que realmente no decía nada nuevo, ni siquiera parecía lo suficientemente informado y que además no dejaba de recalcar la tremenda inversión que tenían que afrontar las editoriales para digitalizar sus libros y además venderlos.
El público (que como de costumbre es casi lo mejor), muy educadamente, pero conocedor de la materia tecnológica mucho mas que este señor, le hacía preguntas como por ejemplo:

¿por qué la mayor parte de los libros digitalizados de su editorial están en formato PDF cuando hay formatos mucho mas profesionales y adaptables a cualquier tipo de lector electrónico?
La respuesta era la que podía haber dado cualquiera que no tuviese ni idea de lo queera un libro electrónico. Pero después de algún garbeo, el hombre insistía en que quizá el formato PDF fuese el menos costoso de conseguir, ya que la industria tenía un reto muy grande en este momento de crisis.
Mas de uno del público insistió, que con el libro electrónico se evitarían los costes de papel, imprenta, distribución, etc... pero aquél hombre insistía en el tremendo esfuerzo que eso suponía.
Además, insistía mucha gente, eso no quiere decir que se vayan a dejar de consumir los libros y las publicaciones de papel.
Otro oyente como yo finalmente tocó el tema espinoso: el de la piratería y el de el coste del libro. - Naturalmente el libro electrónico será mas barato- dijo el chaval que preguntaba con una casi afirmación - y además teniendo un precio mas asequible estamos seguros de que con determinados procedimientos de compra online se evitaría mucha piratería.
- Bueno - dijo aquel exponente, que apenas cabía en la chaqueta y que comenzaba a sudar - La asociación de editores no piensa así, y yo no soy partidario de rebajar el preciode los libros, sino quizá al contrario por la tremenda inversión que esto conlleva en nuestra industria. A pesar de que el proceso de producción puede llegar a ser menos costoso en cuanto a materia prima y distribución, no podemos permitir que el precio fluctúe en un 50% menos que es lo que proponen algunas tiendas de venta online (eso lo decía porque Amazon vende los libros electrónicos a $9, a veces mucho menos de la mitad de un libro de papel).

No suelo destacarme por hablar ante tanta gente y mucho menos ante tanta gente desconocida, pero no pude reprimirme al decir (por lo visto en voz alta, perfectamente audible)

- Podríais dedicaros a producir y vender jamones, pues creo que el precio del cerdo no cae tanto y quizá no requiera tanta inversión.

La gente además de con una carcajada general me premió con un sonoro aplauso.
Yo no pude mas y me escabullí entre todas esas caras sonrientes.... que vergüenza!