La vida secuestrada

De septiembre a diciembre es la época del secuestro. Se puede estar bien, regular o mal, pero esos meses se está peor. El año amenaza con terminar y hay que cerrar los proyectos.
La caso biológica vida de un proyecto que empieza en enero o febrero, con los comerciales revoloteando alrededor de los clientes. Después de las demo, de las comidas de agasajo, de incluso la firma del contrato viene lo peor: la ejecución del proyecto.
Para alguien como yo, que es susceptible a ser jodido (o solicitado mas bien) en cualquier época del año, pues siempre hay una red que mantener, requerimientos de seguridad que cumplir, tareas rutinarias que coordinar, personal a quien formar, septiembre cae como una losa mas y siempre, siempre hay un proyecto complicado o mas bien fuera de fechas a ejecutar y terminar.
Y es entonces cuando te invade el no-persona. Te levantas por las mañanas hecho un zombi, haciendo repaso de cuántas reuniones tienes para hoy y lo que le tienes que encargar a cada uno. Sigues andando hasta el metro y no te das cuenta que en el último momento cuando te metías la camisa recordaste algo que tienes que encargar, te buscaste un boli, y en un acto de desesperación te lo escribiste en la palma de la mano o en el antebrazo. A veces en el antebrazo cuando te das cuenta que la manga larga te impide verlo, así que te lo vuelves a tatuar en el reverso de la mano.
Saliste a andar al metro y no te diste cuenta que por fuera quedo la mitad de la camisa, y sigues como nada poniéndote la chaqueta mientras haces repaso con la mano (si no fuera por el tacto) de los dos teléfonos que llevas, el ipod que empiezas a sacar para el metro, las llaves e importantísimo...la tarjeta de entrada al edificio...A veces ya me la colgaba al cuello (se convierte en una especie de cencerro con el que abrir puertas) ya desde antes de tomar el metro. En mas de una ocasión vi como la gente que iba sentada torcía la cabeza para ver esa foto mía que cuelga con cara de imbécil y una sonrisa de mona lisa.
Esta semana me revisé dos veces dentro del vagón del metro, cuidando que no tuviera la mitad de la camisa por fuera y el cencerro colgado al cuello ya. Dos veces repetí la operación con intervalo de 30 segundos, lo cual provocó una extraña reacción en una señora que iba sentada y decidió ponerse de pie. A pesar de las ganas que tenía de ocupar su asiento me contuve, no quería sentirme culpable por su escape de aquél lugar, así que aguanté estoicamente con el libro en la mano, sin poder leer apenas pues una y otra vez me preguntaba si llevaba ya el cencerro puesto.

Llegar a veces puede ser una delicia, aún cuando se llegue al infierno. Y ya no sé mas de mí, al menos hasta la hora de la comida, donde últimamente evito comer con nadie.
Nadie que me hable del trabajo y que asocie a ese sitio donde estoy secuestrado. Me suelo comprar un bocadillo y sentarme en el parque o en una de las aceras (por suerte nadie mira a las aceras y si lo hacen, es muy furtivamente no vaya a ser un mendigo).
Saco mi libro en equilibrio con el bocadillo y vuelvo reencontrarme por un rato conmigo mismo.
Fantaseo con mis próximo viaje a NY, me siento culpable por no leer a mis amigos del blog y me digo que hoy no me dormiré delante de la tele a los 10 minutos de cenar.
Cuando regreso a la ofi, al menos tres veces he tratado de entrar con el ticket del metro (en lugar de usar el cencerro) y al menos tres me he llevado al baño un boli para lavarme los dientes (incluso a uno le llegué a poner pasta).
Me siento y comienza la tormenta de nuevo. Hacia las 6 quizá logro hacer un alto y me voy a la máquina de café. Me encuentro con un tío simpático que no es de mi empresa y que me habla de sus hijas mellizas, del trabajo que le dan, y de lo guapas que son.
Media hora mas tarde, frente al ordenador, estudiando un project con un compañero recibo un email con una foto de dos niñas, y pregunto en voz alta que quiénes son y que para qué me han enviado esto en lugar de las últimas pruebas.
Tímidamente el tío simpático, de la otra empresa, que trabaja a 10 pasos de mí, se me acerca y me dice en la voz mas baja que puede...

- son mis hijas, recuerdas?....menuda noche me dan!!!


Yo le miro y aún espero que alguien me libere del secuestro.

Comentarios

celiakruz ha dicho que…
Sólo una gripe A (leve es suficiente)puede salvarte, helmano.
Juncal ha dicho que…
Alberto, me alegra leerte de nuevo.
Ya nos estábamos preocupando...

Ya queda menos, tienes ahí a las puertas ese viaje tan apetecible llamándote,
ll a m á n d o t e ...
y luego el año nuevo que es cosa de comerciales.
A corto plazo todo.

Me queda una duda.
El padre de las gemelas, que es de otra empresa, trabajando a 10 m de ti.
¿Compartís espacio?
Creí que el edificio era solo para una compañía.

Descansa y relaja.
Y como disen ustedes :
no se me estrese .
Muchos besos extra.
(Como las horas que vas a cobrar) ;-)
Nacho ha dicho que…
La verdad, esto de trabajar es una LATA.

Abrazos
TORO SALVAJE ha dicho que…
No queda mucho para Enero Alberto.
Paciencia y mucho ánimo.

Saludos.
JOAKO ha dicho que…
¡Maldito estres!
Yo por o menos este año me libro del estres empresarial y me acojo al estres del estudiante, en Febrero y Junio, pero "sarna con gusto...
ZoePé ha dicho que…
Ah pero cobras horas extras???!!!! Coño qué suerte que tienen en las Europas.
Dos besos.
Alberto ha dicho que…
Celiakruz:

Creo que ni eso , querida Celia, tendria acumulado trabajo al cabo de una semana...no quiero ni pensar en eso.
besos

Juncal:

Me temo que mi integración (hasta para la mala leche) ya no me permite recurrir al "no me estresee"...así que habrá que apechugar...
horas extras? ni muchas...pagadas?....ni de coña, creo que solo a los obreros (y creo que a no todos) les pagan por alun tiempo extra.
Curro en una compañia que tiene 160 000 trabajadores en todo el mundo...y muchas, cientos de empresas. Aqui en este edificio estamos juntos (aunque no revueltos) muchas de esas empresas...si quieres te hago la ficha total (me apeteceria que me conozcas) por email
besostes estresantes

ToroS:

Con suerte me voy de vacas el dia 28 de nov y al menos podre olvidar esto hasta el 14 de dic..Ves? solo recordar esto me reconforta
Un abrazo

Joako:

Dichoso tu de volver al stress del estudiante!! Al menos esa es la epoca que uno cree idílica..
Un abrazo


ZoePé:

No tan de prisa..no tan de prisa...¿de veras crees que aqui le pagan a cualquier puesto tecnico o directivo por hacer horas extras? :-) ni en sueños..
besotes
Nachus:

Muy propio de estos días lo de Luisito Aguilé...todo un simbolo de una época.
Un abrazo
Sinplan ha dicho que…
Me gusto este tambien, acabas comunicando muy bien esa semiangustia y lo dificil que es determinar cual semivida es la de uno y cual la "guerra necesaria", si sacamos cuentas del tiempo y descontamos el dormir (y las siestas por alla)creo que vivimos mas del otro lado (aunque la cantidad de tiempo no lo es todo dirian los ciberneticos matematicos). Me gusto el final lleno de sugestiones y autocritica (?!) inmerecida , 100 abrazos.. dex
Anónimo ha dicho que…
Pues vaya lata Alberto,el tiempo se nos va, entre la casa y el trabajo¿y nuestra verdadera deseada vida?;menos mal que entre hora y hora de vez en cuando algo nos alivia y sorprende.Abrazo.

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