El síndrome de Don Draper

Hace mucho tiempo que sigo la serie Mad Men.
Recuerdo que cada episodio me deprimía más que el anterior. Me quedaba con una amargura interior que sólo recuerdo una vez antes en mi vida.´Pero al mismo tiempo me fascinaba la realidad de los personajes. Los encontraba tan creíbles que les podía poner nombres propios de la propia vida que se mueve a mi alrededor. Amigas, amigos, amantes ... todos estaban allí
Me aplastaba el machismo violento y al mismo tiempo aparentemente atenuado de la época, mitigago por el color de los trajes, la ropa provocativa de algunas mujeres o la idea del éxito como fin, que justificaba cualquier humillación.
He pensado mucho en cuánto dejamos pasar, cuánto nos dejamos humillar, aunque sólo sea en dosis pequeñas, ya no para conseguir el éxito sino la propia subsistencia. Y me pregunto si esto que asumimos como lo normal, lo es realmente.
No conozco a nadie que no haya o tenga que dar un poco de su orgullo para poder seguir levantándose cada día.
Aceptar esos pequeños punzonazos al alma se convierte en un síntoma de madurez.
Pienso en la gente que hizo la huelga en su cabeza, sin atreverse a ponerse en evidencia, o ser señalado o jugarse el despido.
Pienso en todos los que dijeron siempre si por un amor que no existía.
También pienso en cómo puede ser la vida de los que obstentan el poder, que a su vez un día fueron también humillados por algo. Para llegar a donde están o para seguir en ello.
El sídrome Don Draper nos alcanza a todos aunque sea en algún centímetro de la vida
A veces como a Don Draper nos hace víctimas y verdugos una y otra vez.
Aún pareciendo una quimera, estoy seguro que siempre llega el día en que uno puede decir que no a algo que jamás hubiese soñado.

Comentarios

Juncal ha dicho que…
JA !!
Mi profesor decía que es cuestión de practicar frente al espejo. (Diga NO repetidas veces y a diario).
Hubiese creído que me tomaba el pelo, de no ser porque semejante práctica ya había llegado, de alguna manera antes, a mis oídos.
Tolerar hasta donde queremos,es verdad que va aportando madurez deshaciendo capas de orgullo a veces inadecuado.
Pero... (todo tiene sus peros) permitir-nos que la línea sea sobrepasada, refleja el NO reflejo del espejo. Una tremenda falta de sentido común (dicen que es juzgar razonablemente las cosas),una ración de cobardía o la impotencia para saber cambiarlas.
Me insistió (casi hasta la indignación), que debe hacerse y que realmente la cosa funciona.
Lo más terrible debe estar en la dificultad misma de afrontar el ensayo.
O lo que puede que sea exactamente igual : falta de fe en quien está de al otro lado del espejo.

Reflexión por reflexión, Alberto.
Buen fin de semana.
Alberto ha dicho que…
Te he dicho Juncal q tus reflexiones son geniales.? luego te contare mi técnica espejo ;) Besotes
Juncal ha dicho que…
Gracias, pero tengo que compartir la culpa (o el mérito).
:-)

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