Hacia el cañón del Colorado


Inmensidad y soledad.
En todos sus colores. Cuando sales por una carretera de Las vegas, aún en el estado de Nevada, el desierto se empieza a apoderar de todo, tu mente comienza a ampliarse como el horizonte y no hay una sola idea que persista de manera puntual. La mente se hace ancha y casi abarca todo, y es el paisaje el que te muestra su amplio espectro en ti. Miles de diferentes colores que cambian con la inclinación de la luz. Como tu mente todo empieza a tener matices espectrales, como aquellos del inicio del blog de Juncal.
Después de salir casi triste de Las Vegas (hablare de ello alguna vez?), descubrir que aún las soledades del desierto son multicolores y cada uno de ellos ofrece una solución o alivio, además de una interpretación.
Después de haber hecho unos 100 kilómetros sin avisar ningún pueblo, apareció aquél cartel de Dolan Springs. Aún habría que hace 10 kms mas para llegar a un grupo de casas y almacenes, de madera y una antigua gasolinera donde estaba la única tienda visible del pueblo. Tres hombres en la entrada, uno tirado en el suelo, evidentemente borracho, conversaba con otros dos, que de pie, tenían sus armas al mas auténtico estilo oeste. A pesar de su indumentaria de vaqueros y lo amenazante para cualquiera que viva en una país donde no se ve a la gente portar armas, lo que se me ocurrió pensar fue cómo serían aquellos dos que podían sostener la conversación con el borracho.
Nos siguieron con la mirada y no sé si llegaron a oír cuando Frank, uno de mis compañeros de viaje me advirtió que no se me ocurriera hacer ni una foto. Era un poco tarde para esconder aquel aparato que colgaba de mi cuello. En la puerta de la tienda, donde tendríamos que entrar para pedir la gasolina un cartel advertía que se reservaban del derecho a dejar entrar a quien
quisieran.
Difícil este sitio-pensé-la única gasolinera en mas de 100 kms y si no te dejan repostar combustible te tienes que quedar en medio del desierto lleno de serpientes de coral y víboras.
Una vez que hubimos echado la gasolina (finalmente me quede fuera de la tienda para observar a los tres y mirar el escenario único) seguimos camino hacia el pueblo más cerca del cañón del Colorado.
Paramos en un pueblecito: Williams. Hay poco que contar del típico hotel de carreteras. Siempre se repite la misma historia: un pasillo, una maquina de hielo, un café aguado en las mañanas y alguien que atiende la recepción que suele ser de origen mejicano.
La gente que va y viene lo hace de forma casi anónima, los hombres por esa zona suelen estar cubiertos por los sombreros, por lo cual apenas se le ven los ojos. Las mujeres son de dos tipos: o las típicas rollizas con pantalones ajustados o las casi moteras, de pelo rubio oxigenado y gafas de sol.
Después de un café imbebible, pero para mi reconfortante con el cigarrillo de por las mañanas, ese que me solía tomar sentado en el borde de la carretera viendo los camiones o las motos pasar, salimos hacia el cañón.
Una primera bienvenida al parque te da los anuncios de una película del cañón en 3D... ¿para que si llegas hasta a.C. te vas a meter en un cine si apenas a medio kilómetro tienes el espectáculo en vivo? Pero créanme, hay quien prefiere ver eso sentado en una confortable butaca refrigerada.
Después de pagar la entrada al parque, nos empezamos a meter en un bosque, que contrasta con todo lo que habíamos visto ya de nevada y Arizona.
Dejamos el coche en una especie de aparcamiento y felizmente descubrí que no había tiendas de souvenir ni letreros multicolores. Había respetado bastante la sobriedad del sitio, y solo una cabaña de madera daba información de las rutas... seguimos andando y casi encima de los últimos árboles se empezó a descubrir algo tremendamente hermoso, gigante...colores de tierra del rojo intenso a los ocres, contra el cielo azul...
A pesar de haber pasado muchas veces delante de cosas que se prestaban para emociones preconcebidas, como la de la primera vez delante de la Mona Lisa o el David, no dejaba de asombrarme cada vez más del espectáculo del vacío con el telón de fondo de aquellas montañas, que resultaban miles una vez que dejas tener la mirada en dos dimensiones y comienzas a ver un real espectáculo en tres dimensiones.
Ya en el borde del precipicio, cuando no es posible andar mas hacia el espectáculo, te detienes y suspiras y sientes lo pequeño que somos, y tú, que ya has renunciado a admirar la belleza publicitada, que prefieres el hollín a los póster de turismo, te das cuenta que hay bellezas a las cuales es imposible renunciar. Son demasiado violentas en sus reclamos hacia ti.
Aunque he hecho muchas fotos, hoy las observo y me pregunto si seré tan mal fotógrafo para que me parezcan la nada al lado de aquello que nos hizo sentir a todos que no habíamos perdido para nada aquél viaje.

Fotos del Grand Canyon, el Bryce Canyon, el Glen Canyon, Zion Park y el lago Powell aquí.

Comentarios

Juncal ha dicho que…
Igual que el vértigo, que yo lo tengo a la inversa, voy a empezar de abajo hacia arriba.
¿Cómo poder plasmar en imágenes - el impacto- ?
¿Cómo hacer llegar el asombro o la conmoción a cd ?
¿De qué forma una emoción latente podría hacerse visible una vez impresa en papel?
No. No hay forma.
Las sensaciones son intransferibles y sólo quedan archivadas en nuestro exclusivo disco duro.
El camino de llegada parece preparado a posta. Es como si la naturaleza hubiera preconcebido los paisajes para conseguir en nosotros esa colisión. De la abúlica nada ,al bosque para después intensificar ese contraste, como para impedir que nada defraude.
Tú lo has dicho con la palabra más adecuada que imagino : Violenta.
Así supuse siempre la impresión ante aquella marejada de rocas bravas...

Jajaja, por cierto, timonel,
que te vi un pelín "agarrotado" al borde de aquella proa de piedra ;-)

Gracias por la información, las fotos y por ponerme los dientes aún más largos.

Algún día...

Besos.
Nacho ha dicho que…
¡¡Desinhibete y cuentanos la "Experiencia Vegas"!!

Bonitas fotos, envidia me das!!

Abrazos.
Alís ha dicho que…
Supongo que, como dice Juncal, las fotos no pueden plasmar una emoción, pero a mí me parecen impresionantes y me hago una ligera idea de lo que tiene que ser sentirlo allí mismo. Y pensar que hay quienes teniéndolo al alcance de la mano prefieran una pantalla...
Y me creo, sí, que con este viaje estabas "haciendo historia". Una muy personal y especial por lo que deduzco de tus textos. Y en la que parece haber una espina, Las Vegas. ¿Nos hablarás de ello?

Besos
bambu222 ha dicho que…
¡Que belleza!debe se muy dificil expresar y compartir los que has sentido, pero puedo adivinarlo.Preciosas fotos.Gracias por compartirlas.Besos.
Sinplan ha dicho que…
Muy buenas fotos y descripciones, dale y cuenta lo de las Vegas que para eso eres Europeo, sera que en parte no lo haces porque sabes que a uno de tus habituales lectores le encanta Vegas? Un abrazon
Juncal ha dicho que…
jajajaja

Eso lo tengo yo más claro que el agua.
La cosa es no herir susceptibilidades.
Pero, igual me equivoco.

Los gustos son subjetivos al 100%. Con los paisajes, las mujeres (u hombres),las comidas... etc; nunca tiene por que haber acuerdo.
Pero realmente es difícil la sutileza cuando algo no gusta. En algún momento puede aparecer la sinceridad sin el disfraz de la cortesía esperada.
Uno debe escoger detenidamente las palabras.
...

Mira que si ahora nos sales con que piensas mudarte a la capital del entretenimiento ...

Besos, imprescindible Alberto.
Fa ha dicho que…
Me con.mociona tanta inmensidad..... y a la vez me da miedo... ¿me estaré volviendo una cagona???

PD. También me fascina tu colección de camisetas :)

Entradas populares de este blog

De nuevo Caramel