¿Conspiramos?- Otra de espías.

Quizá muchos de vosotros no habéis conspirado nunca. Quizá ninguno ha sentido el temor de un micrófono en un sofá, o en una toma de electricidad en la pared.
¡No sabéis qué os habéis perdido!
Todo esto es a propósito de una noticia que ha salido en estos días en el periódico. Algo que para los cubanos se hace rutinario y que cada tres o cuatro años se repite la misma historia.
Muy resumidamente relato la noticia, pues está diseminada en varios días:
Por lo visto unos señores de CNI receptaron (ya hay que ponerse a hablar como los espías) unas cintas de vídeo grabadas por el representante de los empresarios vascos en La Habana. Los vídeos contenían conversaciones relajadas entre el vicepresidente primero (o su equivalente) Carlos Lage, el ministro de asuntos exteriores Pérez Roque y el susodicho representante de los empresarios, un señor cubano, que además era amigo de la infancia de Lage. Por lo visto estos señores ponían a caer de un burro al COMA-ANDANTE y ponían en duda (lo cual en cubano es partirse de risa) la capacidad de que el destinado a pilotear la revolución cubana, el hermanísimo, para hacer frente a semejante surrealismo tropical convertido en PATRIA-REVOLUCION.
Las últimas noticias ya hablan de que el representante de los empresarios, pudiese ser un doble agente, utilizado también por La Habana, para desenmascarar a estos infieles pseudo revolucionarios. Si además pensamos que las cintas fueron entregadas a los servicios de inteligencia española, está claro que este señor tenía doble nómina, lo cual no está mal para un paraíso tropical solo apto para dólares o euros.
Bueno, a lo que iba, porque esta no es la anécdota a contar.

Casi todos hablábamos (mal) del gobierno, en reducidos grupos de amigos o familiares. Lógicamente cada vez que alguien no conocido nos hacía un comentario "desafecto" a la revolución, le mirábamos sospechosamente y como mínimo callábamos y tratábamos de hacer como si no hubiésemos oído y procurábamos salir de allí lo antes posible.
Recuerdo una vez, en una reunión amistosa, en casa de una chica que vivía en un edifico alto en La Habana. Habíamos conseguido (que no es sólo comprar, conseguir allí es un acto de fé, una experiencia religiosa como la del innombrable hijo cantante del innombrable cantante) varias botellas de vodka y suficiente zumo de naranja. Nos había sido imposible conseguir ron, en el país del ron y las mulatas.
A medida en que transcurrió la noche, la gente se soltaba cada vez mas (al menos verborreicamente). Y las personas que no conocía allí se fueron haciendo más familiares hasta perder la noción de distanciamiento.
Alguien sacó lo que ya llamábamos "monotema". Primero se empieza a hablar del milagro (o de la carencia de él) y se termina hablando de los Santos (los responsables del no-milagro). Primero sutilmente (como supongo que hicieron estos señores que han sido grabados) y finalmente con palabras mas fuertes o jocosas, que podían ir desde la burla al principio de razonamiento pretendido por "los Santos" hasta las peripecias a la hora de tener sexo, o comer que podían tener esos Santos. Todo muy jocosamente injusto, pero merecido :-)
De pronto se fué la luz. Uno de esos apagones que castigaban la ciudad.
La voz de una amiga extranjera que vivía en Cuba me susurró al oído:
- ¿no crees que nos hemos pasado un poco hablando?
- Supongo que no... ¿no son amigos tuyos?
- No, no conozco a todos.
Los dos comenzamos a indagar a oscuras, tratando de encontrar orejas conocidas, hacíamos la misma pregunta, repasábamos la lista y siempre siempre quedaban al menos tres personas que nadie sabía quiénes eran.
Aquello se convirtió en un alboroto de susurros. Nadie se atrevía a seguir hablando en voz alta, y al mismo tiempo alguien trataba de decir alguna frase "inocua" referente al tiempo o al verano, que acentuaba la farsa.
Poco a poco los susurros escaseaban y al poco tiempo sólo se sintieron esas frases absurdas, y alguien que incluso se atrevió a elogiar alguna "obra" de la revolución.
De pronto se hizo la luz:
Sólo pude ver alrededor de la mesa donde estaba a tres caras, y ésas eran las caras desconocidas por mí. Pensé que estaba sumergido en una pesadilla.
Atiné a preguntar:
- ¿dónde está el resto?
No sé, - dijo la chica- parece que se marcharon ... y lo peor es que quien nos invitó por lo visto no ha podido venir...
Traté de buscar con la vista a la anfitriona de la casa. Ella también se había ido...
Perdonen- dije- y me marché corriendo hacia la puerta de entrada.