Cada mañana
Que me sorprenda su sonrisa quiere decir que no sonríe a menudo. Mas bien nunca sonríe.
Al llegar, sé que se percata que estamos allí, pero esquiva su mirada cuando nos saluda y nos pregunta que qué vamos a tomar.
Cada mañana, o mejor dicho, casi cada mañana nos sirve un café y croissant a la plancha. Ya conoce cada uno de nuestros gustos y se anticipa a lo que vamos a pedir, lo sé, aunque pregunte.
Me resulta anacrónica verla allí, en esa cafetería de cristal y acero y no en un bar cercano, de barrio, participando de mi vida o de su vida conmigo. O con el resto de los parroquianos.
Rara avis en estos sitios despersonalizados que se montan las grandes empresas.
Admiro su eficiente rapidez, atención y su fantástica memoria.
Ni una gota de café se derrama, ni olvida los azucarillos.
Aparentemente, tras un trato seco, hay una mirada que dice y conversa, que habla de que te reconoce, que te saluda mas allá de los buenos días de rigor. Sólo cuando esa mirada se permite.
Puede que esté casada. Puede que sea soltera, que cuide de sus padres mayores, en un modesto piso de Aluche con mesa camilla y mantel de punto.
Puede que haya abortado dos veces, de aquél sinvergüenza que iba y venía cuando tenía que ocultar algo de droga en su casa, y le pedía que por favor se lo guardase, que tenía la pasma encima.
Después que me sirve el café, me mira de nuevo y a mí me avergüenza que espere mi aprobación cuando siento que debería yo pedir la de ella.
Hoy algo ha pasado.
Hemos entrado en grupo, ha mirado hacia nosotros y ha sonreído por primera vez.
Hoy al menos me siento menos avergonzado y feliz.
Al llegar, sé que se percata que estamos allí, pero esquiva su mirada cuando nos saluda y nos pregunta que qué vamos a tomar.
Cada mañana, o mejor dicho, casi cada mañana nos sirve un café y croissant a la plancha. Ya conoce cada uno de nuestros gustos y se anticipa a lo que vamos a pedir, lo sé, aunque pregunte.
Me resulta anacrónica verla allí, en esa cafetería de cristal y acero y no en un bar cercano, de barrio, participando de mi vida o de su vida conmigo. O con el resto de los parroquianos.
Rara avis en estos sitios despersonalizados que se montan las grandes empresas.
Admiro su eficiente rapidez, atención y su fantástica memoria.
Ni una gota de café se derrama, ni olvida los azucarillos.
Aparentemente, tras un trato seco, hay una mirada que dice y conversa, que habla de que te reconoce, que te saluda mas allá de los buenos días de rigor. Sólo cuando esa mirada se permite.
Puede que esté casada. Puede que sea soltera, que cuide de sus padres mayores, en un modesto piso de Aluche con mesa camilla y mantel de punto.
Puede que haya abortado dos veces, de aquél sinvergüenza que iba y venía cuando tenía que ocultar algo de droga en su casa, y le pedía que por favor se lo guardase, que tenía la pasma encima.
Después que me sirve el café, me mira de nuevo y a mí me avergüenza que espere mi aprobación cuando siento que debería yo pedir la de ella.
Hoy algo ha pasado.
Hemos entrado en grupo, ha mirado hacia nosotros y ha sonreído por primera vez.
Hoy al menos me siento menos avergonzado y feliz.
Comentarios
Fuentes de sueños para la sed del corazón.
Saludos.
Sabes que me recuerda al capítulo de House de ayer?
(Aparecía feliz y la gente andaba preocupada)
Igual se tomó algo también:-)
O igual....
Llevo pensando unos días algo que puede tener que ver
(desde que vi The Visitor)
Sí, podría ser eso....
Besos
Juncal.
Ella es el ángel de todos los días.
Volveré, con tu permiso.
Un beso.
PD. Aluche me recuerda a un centro social donde di clases. Fue divertido enseñar informática a un grupo de abueletes. Recuerdo que me regalaron una caja de bombones y cava (de mi tierra, dijeron) para navidad... (la navidad del 2007). Me he acordado de algunas caras cuando lo he leído. Gracias :)
No sé si los ángeles serán así, lo curioso es que ha llegado a llenar un tiempo de mi vida cada mañana.
Un abrazo
Juncal:
No vi a House. Hace tiempo que le abandoné después de darme cuenta de que no podía rivalizar con él en pedantería (me di cuenta que eso tampoco era lo que quería :-))
Ya se...tengo pendiente The Visitor..
besos
ZoePé:
Hace poco tenía un angel para por las tardes-noches, que me daba el coñazo y que tenía que acompañar a su hotel...tardara mucho en volver?:-)
besotes
Merce:
Me alegro que te gustara. Vuelve cuando quieras
Un saludote
Fátima:
Me hace la vida mas VIDA. Quizá no mas agradable, pero si mas humana.
Aluche es el primer barrio donde viví en Madrid. Y aunque fue poco tiempo, recuerdo asomarme en las ventanas de los pisos para descubrir la mesa camilla con mantel de punto...no fallaba.
Un besote