Vecinos
Como vivo en una montaña, y para ir al pueblo tengo que andar poco mas de un kilómetro o bajarlo en bici (que hay que subir después), tengo una suerte de vecinos que afortunadamente son pocos y buenos. Cuando llegué allí, apenas habían construidas cuatro casas, debajo de un pinar y el sitio me pareció conmovedoramente hermoso, con las casas debajo de los pinos y una vista del valle lleno de apacibles vacas que pastaban (afortunadamente aún lo hacen). Después siguieron construyendo (como era de esperar) y aquella carretera que terminaba después de mi casa, se extendió, poblándose de horrososos chalets (los nuevos ya no tenían encanto), que afortunadamente empezaban a quedar distantes de los iniciales y que además no se llegaron a ocupar en su totalidad. A final, la crisis, con lo de aquello que "no hay mal que por bien no venga", resultó una bendición que paralizó las ventas y las obras, por lo cual nos siguió quedando el pinar en casi scompleto. Prácticamente sin vecinos, el ...